A VOTAR. Los tucumanos valoraron al sistema, en su mayoría, como ágil y cómodo para sufragar. La Gaceta / foto de Analía Jaramillo
El estreno de la Boleta Única de Papel (BUP) en las elecciones legislativas dejó un saldo positivo entre votantes, autoridades y analistas. El nuevo sistema, utilizado por primera vez en todo el país, simplificó el acto electoral y marcó un cambio de paradigma en la forma de votar. En Tucumán, la jornada se desarrolló con normalidad y, según distintos sondeos, la experiencia fue valorada por la mayoría de los ciudadanos.
El operativo de impresión y distribución de las boletas demandó una inversión inédita. Según datos oficiales, la producción de las papeletas para las 24 jurisdicciones del país representó un gasto total de unos $40.000 millones. De esa cifra, poco más de un 3% -alrededor de $1.200 millones- correspondió a Tucumán. El proceso estuvo a cargo de cinco empresas o uniones transitorias (UTE), que se encargaron de la impresión y logística bajo la supervisión del Correo Argentino. El contraste con 2023 fue significativo. En aquel año, el Estado destinó alrededor de $70.000 millones para la impresión de boletas partidarias tradicionales, considerando las tres instancias electorales (PASO, generales y balotaje). Ahora, con un único formato unificado, se redujeron costos de impresión por partido y se evitó la multiplicación de papeletas que solía complicar la organización en los cuartos oscuros.
Para el politólogo Patricio Adorno, la Boleta Única de Papel “fue la gran ganadora” de la jornada. En diálogo con LA GACETA, evaluó que el sistema “terminó ganándose a oficialistas, opositores y votantes independientes”. A su juicio, la simplicidad y la velocidad con la que se emitió el voto reforzaron la confianza en el proceso. “La practicidad fue la gran ganadora, y eso le pone un peso particular al oficialismo provincial, sobre todo después de las declaraciones del gobernador respecto a que en 2027 los tucumanos vamos a votar con un sistema electoral diferente”, señaló.
Según Adorno, la implementación no produjo grandes desequilibrios entre las fuerzas políticas. “El peso fue moderado en términos de beneficiar o perjudicar a las ofertas en competencia. No veo grandes ganadores ni grandes derrotados. Más bien, fue un sistema que demostró transparencia o, al menos, una sensación de transparencia mucho más fuerte entre los votantes”, afirmó.
El especialista destacó también que los temores previos sobre votos nulos o confusión quedaron atrás. “Se pensaba que podía haber un número elevado de votos anulados o que el orden de las columnas podía influir. Nada de eso ocurrió. En general, el desempeño fue muy bueno”, explicó.
Ajustes y desafíos
No obstante, Adorno advirtió que el nuevo modelo deja lecciones para el futuro. “Como toda implementación novedosa, tiene elementos que deben revisarse. El tamaño de la boleta, por ejemplo, puede representar una dificultad para las personas mayores o con visión reducida. También hubo críticas en cuanto a la cartelería en los establecimientos, que no siempre coincidía con lo que la Cámara Nacional Electoral había dispuesto”, apuntó.
Otro aspecto que requerirá atención es la capacitación ciudadana. El analista citó casos de provincias que eligieron senadores y diputados simultáneamente: “Se observó que la categoría que iba primero en la fila de opciones tuvo la mitad de votos en blanco que la que estaba en segundo lugar. Eso muestra que todavía falta capacitación para garantizar que el voto sea lo más unificado posible en todas las categorías”.
En el caso de Tucumán, donde en esta elección solo se votó para diputados nacionales, la experiencia resultó acotada. “En 2027 volveremos a elegir senadores, diputados y presidente. Será un desafío mayor, y ahí la capacitación será clave”, enfatizó Adorno.
Un modelo que interpela
El éxito de la BUP abre un nuevo debate en el plano local. El gobernador Osvaldo Jaldo ya adelantó que impulsará una reforma electoral para los comicios de 2027, lo que reaviva la discusión sobre la posibilidad de adoptar este esquema a nivel provincial. Sin embargo, Adorno advirtió que “replicar el modelo nacional tal cual en Tucumán implicaría una logística compleja”.
“La Justicia Electoral Nacional solo tuvo que confeccionar 24 modelos diferentes de boletas, una por cada jurisdicción. Pero si se quisiera aplicar este sistema en Tucumán, habría que elaborar una boleta para cada una de las 57 comunas donde se eligen delegados comunales y otra para cada municipio con elecciones de concejales. Habría una enorme cantidad de combinaciones posibles, y eso demandaría una estructura muy robusta”, explicó.
Aun así, el politólogo consideró que los desafíos son positivos. “El sistema mostró que hay otros caminos posibles, otras metodologías que pueden ser igual o más eficientes. Y el balance general, tanto de los votantes como de las autoridades, es muy favorable. Los tucumanos se llevaron una buena impresión y una experiencia que podría marcar el inicio de una nueva etapa en la política electoral provincial”, concluyó.








