PRIMERO AL CONGRESO. Luego Miguel Critto fue gobernador de Tucumán.
El golpe de Estado de 1930 reconfiguró el mapa político nacional. De sus cenizas surgió una restauración conservadora, encarnada por una entente -bautizada Concordancia- que llevó a la presidencia al general Agustín P. Justo. En la elección celebrada a fines de 1931 no participó el radicalismo -proscripto de hecho- y los rivales de Justo fueron los socialistas de Lisandro de la Torre. Habían quedado consolidadas las piedras basales de la llamada “década infame”, término acuñado por el tucumano José Luis Torres.
Consecuencia de esto fue la integración de un nuevo Congreso, netamente oficialista. La prueba se dio en Tucumán, ya que de los siete diputados elegidos en 1931 cinco fueron conservadores del Partido Demócrata Nacional y dos de una nueva expresión política: la Defensa Provincial Bandera Blanca.
Pero vamos a las elecciones de medio término, que es el foco de esta serie. Saltamos entonces al 4 de marzo de 1934, cuando la Concordancia volvió a aprovechar la abstención del núcleo duro yrigoyenista para imponerse en el país. La particularidad es que Tucumán fue una de las pocas islas que desoyó el mandato partidario. El Comité Provincial decidió presentar sus candidatos, en una jugada arriesgada que terminó saliendo más que bien.
Prácticas fraudulentas
Sin las prácticas fraudulentas que campeaban en otras jurisdicciones -principalmente la Provincia de Buenos Aires- la UCR se impuso con el 55% de los votos y conquistó las dos bancas por la mayoría. Fueron para Eudoro Aráoz y para Miguel Critto, futuro gobernador de la provincia. Los conservadores se quedaron con el escaño de la minoría, adjudicado a José Ignacio Aráoz.
La exitosa experiencia tucumana impulsó a la UCR a cambiar de postura. Fallecido Hipólito Yrigoyen, el hombre fuerte del partido era Marcelo T. de Alvear, quien acordó con el presidente Justo las condiciones para que el radicalismo levantara la abstención y presentara listas en todos los distritos el 1 de marzo de 1936. Ese día se organizó la siguiente elección de medio término.
Era tal la fortaleza del radicalismo tucumano en ese momento que ganó aún a pesar de la división interna. Se renovaban cuatro bancas y a las tres de la mayoría las conquistó la UCR Concurrencista, que era el ala partidaria comandada por el gobernador Miguel Campero. Fueron elegidos Fernando de Prat Gay, Francisco López García y Manuel Martínez; mientras que el conservador Juan Simón Padrós, postulado por la Concordancia, se quedó con el escaño restante.







