Las subastas, una nueva alternativa de compras

Los muebles y los artefactos del hogar en desuso volvieron a tener valor y la actividad del martillero volvió a resurgir, en tiempos de crisis.

08 Julio 2002
La Ley de Quiebras, que suspendió los remates judiciales hasta el 14 de agosto, paralizó la principal actividad de los martilleros. Sin embargo, surgió una alternativa que cobra cada vez más fuerza: las subastas particulares. Es que los muebles y los artefactos del hogar viejos o en desuso volvieron a tener valor y el trabajo de los profesionales del martillo volvió a resurgir.
"Nos vimos seriamente afectados en el ejercicio de la profesión porque la ley introdujo artículos que suspendieron las ejecuciones hipotecarias y prendarias. Luego la norma se modificó, y la suspensión ya no será por 180 días hábiles sino corridos, de modo que el plazo se cumple el 14 de agosto", dijo el presidente del Colegio de Martilleros, Abraham Salame. "Para esa fecha se restablecerán los procedimientos y volverán los remates judiciales, que son nuestro fuerte", añadió.
El titular aseveró que, ante esta situación, los martilleros impulsaron la vuelta de las subastas particulares. "Los remates habían dejado de tener efecto cuando la paridad cambiaria era 1 a 1. Pero ahora son muy convenientes, por la diferencia de precios entre productos nuevos y usados", enfatizó Salame. Esta alternativa de compra volvió a captar a muchos interesados, que ven la posibilidad de obtener dinero en forma rápida y fácil.
En LA GACETA de los domingos se publican varios avisos promocionando las subastas. "Gran remate (por cuenta y orden de terceros)"; "Vendemos saldos de remates"; "Gran remate de autos, a falta de postores, sin base", publican comercios y bancos.
"Ante la necesidad, la gente entrega un mueble o un bien para obtener dinero, incluso para poder comer o para pagar deudas. Y hay gente que quiere adquirir bienes y no puede comprarlos porque los precios de los nuevos se triplicaron y no hay créditos", expresó el martillero Rubén Sal, quien, junto con su colega Sergio Salinas abrió un local de remates por cuenta y orden de terceros en esta ciudad. Reciben toda clase de objetos: televisores a $ 20; ventiladores a $ 40; una cafetera a $ 15; un juego de dormitorio a $ 390, y hasta una casa prefabricada a $ 1.200.
Los objetos son dejados en consignación y el precio base es convenido con el cliente. Alrededor de 100 personas visitan a diario este tipo de locales. El día del remate la gente ocupa incluso la vereda del negocio. "Nosotros ponemos un precio base, pero es la gente quien le pone el precio final al producto", resaltó Salinas.
Salame aclaró que quien asiste a un remate tiene que ir prevenido, ya que no existe el crédito. "Hay que pagar de contado el producto, y además se tiene que abonar una comisión. En el caso de bienes muebles es del 10%, y en el de bienes inmuebles, del 3%", aclaró. También hay que pagar el sellado, que es el 3% del precio de lo que se adquiere.

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