Cartas de lectores: 12 de octubre

10 Octubre 2025

Juan José Sebreli decía que “La evangelización de hispanoamérica no se expandió por la superioridad de su doctrina como pretenden los hispanistas ni por la persuasión de sus misioneros. Los clérigos iban acompañados de brutales soldados, muchos de ellos ex presidiarios que ocupaban ciudades y aldeas en medio de saqueos, asesinatos masivos, violaciones y vandalismos”. Fray Bartolomé de las Casas, que anduvo por entonces en América, alzó su voz para condenar los genocidios en su “Historia de la Destrucción de las Indias” (Bs. As., Alianza 1.968). No se puede ignorar, a propósito, el aterrador accionar de la Inquisición que actuó precisamente en esa época y que llenó de oprobio y de vergüenza a la historia de España en su, paradójicamente, “hora más gloriosa”. La misma fue introducida en el “Nuevo Mundo” en la época de los Reyes Católicos y Felipe II, dedicándose a la quema pública de hombres y mujeres en presencia de un populacho feliz de ver arder a los “herejes”. En una vieja carta de mi autoría hacíamos referencia al modo de colonización practicado por los incas en los territorios colindantes, la que fue, como contrapartida a la de los españoles, eminentemente agrícola y libre de barbarie: en las zonas conquistadas por ellos se construían caminos y puentes, se hacían cultivos en terraza y regadíos en las faldas de las montañas y se mejoraban las condiciones de vida de los pueblos vencidos respetando sus creencias y costumbres. Ahora bien, y paradójicamente, es por todos conocido, incluso por los peninsulares, el enorme costo en vidas humanas de la conquista del llamado Nuevo Mundo. Braudel, Chaunú y otros historiadores lo confirman. Precisamente Pierre Chaunú, en su libro “La Expansión Europea” (Bs. As., Labor, pág. 284) afirma lo siguiente: “El efecto acumulado de la conquista, y de todos los choques recibidos, costó la vida a unos 70 millones de aborígenes. El proceso de unificación planetaria se hizo a este precio, elevado por cierto, pero razonable (sic) si se tiene en cuenta todo lo que había en juego”.

Arturo Garvich

Las Heras 632 - S. M. de Tucumán

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