Cartas de lectores: infancias trans: escuchar

08 Octubre 2025

Como abogado, ex legislador, fundador de la ex Comisión de Familia, Menores y Discapacitados, y actualmente asesor de la Comisión de Salud de la Legislatura, deseo expresar públicamente mi apoyo al vicegobernador Miguel Acevedo en la iniciativa de acompañar el Encuentro Global “Infancias Trans: Desafíos y Posibilidades”, a realizarse en nuestra provincia. No hablo desde modas ni ideologías, sino desde los principios rectores de nuestro derecho y desde la obligación de velar por la salud integral de niñas, niños y adolescentes. La Constitución Nacional, los tratados internacionales de derechos humanos con jerarquía constitucional y la Ley de Identidad de Género N° 26.743 reconocen a las infancias y adolescencias como sujetos plenos de derechos, entre ellos el de la identidad. Argentina ha sido pionera en el mundo al despatologizar y visibilizar la identidad trans en todas las etapas de la vida, incluida la infancia. La escucha es el punto de partida. Durante demasiado tiempo se creyó que la identidad de género era un asunto exclusivo de la adultez. Hoy sabemos, por evidencia científica, organismos internacionales y testimonios directos, que muchos niños y niñas expresan tempranamente quiénes son. Negarlo no los protege: los condena al silencio y al sufrimiento. No se trata de “imponer” una identidad ni de forzar decisiones irreversibles. Se trata de acompañar con respeto, amor y escucha, tal como lo hacen tantas familias. La identidad no se fabrica: se vive. Lo contrario -intentar corregirla o invisibilizarla- ha sido calificado por la comunidad internacional como una forma de violencia y hasta de tortura. Quienes tenemos una raíz espiritual sabemos que la dignidad de cada persona es un don sagrado. Reconocer a las infancias trans no contradice esa visión, sino que la fortalece: se trata de cuidar, proteger y no discriminar a quienes más lo necesitan. La propia Doctrina Social de la Iglesia habla del respeto irrestricto a la persona humana y de la obligación de evitar toda marginación. En este sentido, el principio de no discriminación no es una concesión moderna: es una exigencia ética y cristiana. El encuentro que se celebrará en Tucumán busca articular salud, derecho y educación para generar redes de acompañamiento, prevenir la discriminación y garantizar que ninguna infancia quede excluida. Como asesor de la Comisión de Salud, me comprometo a aportar a un diálogo respetuoso que supere prejuicios y coloque siempre en el centro a los niños, niñas y adolescentes, como lo ordena la Convención sobre los Derechos del Niño. En conclusión: apoyar esta iniciativa no es una opción ideológica, sino un deber jurídico, ético y humano. Es reconocer que acompañar a las infancias trans significa abrir espacios de escucha y respeto, aprendiendo de ellas con la misma apertura con que generaciones anteriores aprendieron a aceptar lo que antes parecía incomprensible.

Jorge Bernabé Lobo Aragón 

jorgeloboaragon@gmail.com

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios