EN ACCIÓN. El plantel "santo" ya conoce rival para el Reducido y enfoca la semana pensando en Morón. Foto de Alejandro Cruz/PRENSA CASM.
Hay caminos que se repiten y otros que obligan a salir del mapa. El de San Martín, esta vez, se abre hacia lo desconocido: por primera vez desde hace varios años, el “Santo” definirá un partido eliminatorio lejos de La Ciudadela.
El Reducido, ese terreno incierto en el que la historia reciente suele volverse espejo de frustraciones, pondrá al equipo frente a un desafío distinto. Sin ventaja deportiva, sin margen de error y sin su gente, el conjunto de Mariano Campodónico tendrá que buscar la clasificación en el “Nuevo Francisco Urbano”, el domingo desde las 21.15, contra Deportivo Morón.
El dato no es menor. En las últimas temporadas San Martín casi siempre definió sus eliminatorias en casa; con ventaja deportiva y “viento a favor”. Pero esta vez la historia se invierte. Y en esa inversión, quizás, haya una oportunidad.
“Puede ser positivo que no vamos a definir de local”, dijo Campodónico después del empate 2-2 con San Miguel en Los Polvorines, que selló el sexto puesto en la zona A. El técnico no lo explicó del todo, pero su razonamiento parecía apuntar a lo emocional. A veces, el peso del murmullo en las tribunas se vuelve más duro que el rival. “De local no nos está yendo tan bien. Perdimos sólo con Arsenal; los demás los ganamos o empatamos. Pero este grupo se merece pelear hasta el final”, agregó.
Las estadísticas ofrecen su propio relato. En el global del 2025, San Martín fue más confiable lejos de La Ciudadela que en casa. En una hipotética tabla de visitantes, se ubicaría séptimo entre 36 equipos. Sin embargo, bajo el ciclo de Campodónico, el rendimiento a domicilio cayó: dos empates y tres derrotas. Las seis victorias previas fueron herencia del período de Ariel Martos.
Por eso, Campodónico sabe que romper su racha afuera es una condición indispensable para soñar. “Llegamos desde atrás y por ahí llegando desde atrás podemos empujar; tenemos las mismas chances que todos”, sostuvo. Y en cierto modo, el espíritu del Reducido (ese torneo en el que todo lo hecho antes parece borrarse) le da la razón.
El recuerdo de las últimas eliminaciones se cuela inevitablemente en cada análisis. Desde 2021, San Martín transitó distintos formatos, pero un mismo desenlace: la desilusión en su propia casa.
La primera postal es de enero de 2021. Aquella vez, tras el escándalo del torneo suspendido por la pandemia -cuando lideraba su zona y reclamó ante el TAS-, el “Santo” volvió a cruzarse con Atlanta en el torneo de Transición. Empataron 2-2 en cancha neutral y los porteños pasaron por penales. San Martín definió esa serie lejos de Tucumán en formato eliminatorio, aunque en escenario neutral, sin público ni ruido.
Meses después, en noviembre de 2021, la historia ofreció una rareza: una llave de ida y vuelta en la primera fase. Ferro golpeó primero en La Ciudadela (le ganó 3-1) y quedó bien parado de cara a la revancha, que se jugó en Caballito.
Allí San Martín ganó 1-0, pero quedó eliminado por diferencia de gol. Aquella noche fue la única eliminación fuera de casa en estos últimos años, aunque el golpe emocional los sufrió en Bolívar y Pellegrini, en donde realmente perdió la eliminatoria.
El 2022 tuvo un guión más doloroso: partido único, ventaja deportiva, y un 0-3 impensado contra Defensores de Belgrano. El “Dragón” lo dominó de principio a fin en La Ciudadela. Esa noche, San Martín podía empatar y pasar, pero se derrumbó. Hubo silbidos, incidentes y la renuncia de Pablo De Muner. La presión del público se transformó en enemigo.
Un año más tarde, en 2023, la historia volvió a repetirse. Deportivo Riestra visitó Tucumán y, fiel a su estilo áspero, se llevó el triunfo 1-0 y el pase. San Martín quedó atrapado entre la impotencia y la desesperación, en un partido en el que el clima pesó más que el juego.
Último antecedente
Y en 2024, ya con Diego Flores en el banco y tras haber perdido el ascenso directo, el “Santo” volvió a fallar. En semifinales frente a Gimnasia de Mendoza en una serie de ida y vuelta, igualó 0 a 0 en Cuyo y cayó 1-0 en La Ciudadela cuando el Luis “Tanque” Silba le puso fin a la ilusión. San Martín también tenía ventaja deportiva, pero no supo aprovecharla. El final fue idéntico: la gente despidiéndose con bronca y el equipo mirando desde afuera.
En terreno ajeno
Cuatro Reducidos en fila y la mayoría de las eliminaciones en Tucumán. En prácticamente todas, el “Santo” tenía ventaja deportiva. Ahora, por primera vez desde la serie contra Ferro, el equipo deberá hacerlo de visitante. El destino quiso que el rival fuera Morón, un club acostumbrado a hacerse fuerte en su fortaleza bonaerense (en esta temporada jugó 17 partidos con 11 triunfos, cuatro empates y solo dos caídas).
En cambio, San Martín llega con un perfil distinto. Ya no tiene la obligación de proteger la ventaja ni el peso del favoritismo. Le toca lo opuesto: ir, jugar y ganar. “Empieza un torneo nuevo”, resumió Campodónico. Y su frase, que podría sonar a manual de DT, encierra algo más profundo: la idea de borrar el pasado para construir desde el vacío.
Porque en el fondo, esta versión del “Santo” necesita eso: salir del círculo, desprenderse del eco de La Ciudadela y reencontrarse con su identidad afuera. Si lo logra, acaso el destino deje de ser una repetición y se convierta en revancha.
El domingo, cuando el árbitro dé la orden en Morón, San Martín volverá a jugarse mucho más que un partido: pondrá en juego su historia reciente, su carácter y su fe. Será el inicio de un camino que ya no pasa por Tucumán, pero que -si todo sale bien- podría volver a conducirlo a la gloria.







