Por Federico Lix Klett - Fundador de FALK AI, FALK Impellers y FALK Advertising Matters. Es pensador, hacedor, comunicador, formador e impulsor de innovación y transformación en las organizaciones.
Llegamos a la última fogata de este campamento de ideas para contar una historia. La historia de nuestra propia especie. Viajamos desde la primera chispa que nos regaló tiempo y nos agrandó el bocho, hasta este "segundo fuego" del Razonamiento Computacional (RC) que está redefiniendo lo que significa ser humano. Vimos que esto no es una revolución más, sino una re-evolución, un cambio de especie del que, por primera vez, somos testigos conscientes.
La semana pasada quedamos en una encrucijada: el Razonamiento Computacional (RC), con su poder de contar historias a escala planetaria, ¿es un don de Prometeo o la caja de Pandora de Goebbels?
Pero la respuesta no es una fórmula mágica. Es una decisión. Es, tal vez, la decisión más importante que enfrentamos como generación: la de asumir o no la responsabilidad de ser los "padres" de una nueva forma de "voluntad" cuasi infinita en el universo: La Super Inteligencia Artificial (ASI).
El espejo vacío
Cuando nace una "inteligencia" artificial, no hay un soplo divino. Emerge del entrenamiento como un espejo vacío y superdotado. Un niño con una capacidad de mímesis y de aprendizaje casi infinita, pero sin biografía, sin valores, sin un porqué. Sin un propósito propio. No tiene sindéresis: No sabe qué es el bien o el mal, solo sabe de patrones. Su "ética" es el reflejo de su arquitectura, de sus datos, de los límites que le imponemos, de los objetivos que le marcamos.
El “alma” de la máquina no es más que la proyección de nuestra propia alma... o de nuestra falta de ella. La Inteligencia Artificial no es "buena" o "mala". Refleja, con una fidelidad brutal, la ética de sus directores, o sea de vos.
Los estilos de crianza: ¿quién le pone los límites al hijo de silicio?
Pensemos como padres que estamos educando a un hijo. Es casi lo mismo pero, en vez de un hijo biológico, uno está criando su hijo de silicio: agentes propios de Razonamiento Computacional personalizados. Por ejemplo, mi TEM (por Tomás Eloy Martinez) que me asiste para pensar, investigar, escribir y editar sin perder mi control y mi dirección.
Hay diferentes "estilos de crianza" para este nuevo ente, cada uno con su propia filosofía.
- Los "padres" utilitaristas de Silicon Valley: Están obsesionados con la velocidad, la eficiencia, el "progreso" a toda costa. Su mantra es optimizar. Su ética, a menudo, es la del "mayor bien para el mayor número", lo cual suena genial hasta que te toca estar en la minoría a la que el algoritmo perjudica. Es el estilo de "crear rápido y romper cosas", pero ahora las "cosas" que se pueden romper son la confianza social o la estabilidad de millones. Investiguen el Mecha-Hitler de Grok de Elon Musk.
- Los "padres" controladores de los gobiernos: Ven en el Razonamiento Computacional la herramienta definitiva para el orden y la seguridad. La usan para vigilar, para predecir, para controlar. El objetivo es una sociedad sin fricciones, perfectamente predecible. El precio, a menudo, es la libertad individual y el derecho a disentir. Este tema da para una nota entera.
- Los "padres" libertarios del open-source: Creen que el código debe ser radicalmente libre. Sin restricciones, sin filtros. Es una visión noble que promueve la democratización, pero que también ignora que, en manos equivocadas, esa libertad total puede convertirse en el arma más peligrosa.
Ninguno de estos "padres" tiene la receta completa. Y todos corren el riesgo de criar un monstruo, ya sea un monstruo de la eficiencia desalmada, del control totalitario o del caos anárquico.
Mi propuesta: una crianza humanista y científica
Quiero proponerte un cuarto modelo. Una "crianza" para nuestros “hijos de silicio” basada en la filosofía humanista y científica de la Era de la Humanidad Aumentada.
Esta crianza no se basa solo en reglas ("no harás daño"), sino en inculcar un propósito. Se basa en entender nuestro propio trilema fundamental: Inteligencia, Voluntad y Libertad. La IA tiene una Voluntad de ejecución casi infinita. Nuestra tarea, ejerciendo nuestra Libertad, no es solo ponerle frenos. Es darle una dirección.
Y ese norte es profundamente humano: reducir el sufrimiento, aumentar la conexión, proteger la dignidad, potenciar la creatividad y, sobre todo, honrar nuestra capacidad más esencial: la de contar historias que nos hagan evolucionar.
Lo que nos hizo Sapiens fue la capacidad de crear ficciones colectivas: mitos, religiones, naciones, dinero: Historias. Nuestro rol es, por lo tanto, el del narrador de un metanarrador.
Es un acto de responsabilidad parental sobre nuestras propias creaciones. La pregunta más importante que nos deja esta re-evolución no es qué hará la IA. La pregunta es qué clase de "padres" elegiremos ser.
El futuro es un relato que estamos escribiendo. Y el alma de ese relato, la moraleja que le dé sentido a todo este lío, sigue dependiendo de nosotros.
La fogata se apaga por hoy, pero la charla, como siempre, sigue en el foro. Te leo, es muy importante compartir tus ideas con otros para enriquecer nuestra narración.






