REGRESO ESPERADO. Gonzalo Montiel estará desde el arranque en el partido que se jugará en Rosario.
River Plate y Racing Club volverán a cruzarse en un mano a mano en el clásico más antiguo del fútbol argentino. Será mañana, desde las 18 en el Gigante de Arroyito de Rosario, por los cuartos de final de la Copa Argentina. Un choque que, más allá de la instancia, tiene aroma a final anticipada: los dos máximos candidatos se miden en un contexto donde cada detalle puede ser determinante.
Para el “Millonario”, el partido significa mucho más que el pase a semifinales. La eliminación en la Copa Libertadores y la reciente caída frente a Deportivo Riestra, que expuso una crisis futbolística con cuatro derrotas consecutivas, dejaron al equipo de Marcelo Gallardo en la cuerda floja. Por eso, el entrenador fue contundente: “Es una final, no tenemos margen de error”.
El “Muñeco” meterá mano en la formación y apostará a cambios profundos en la defensa. Gonzalo Montiel y Lautaro Rivero volverán al equipo tras descansar, mientras que la duda pasa por la zaga: Paulo Díaz o Lucas Martínez Quarta luchan por un lugar para acompañar a Rivero. La gran ausencia volverá a ser la del capitán Enzo Pérez, aún convaleciente del corte en la rodilla que le demandó siete puntos de sutura.
Del otro lado, Racing llega en un presente opuesto. El equipo de Gustavo Costas atraviesa un gran momento, pero también debe administrar energías pensando en la durísima semifinal de la Copa Libertadores frente a Flamengo. En ese sentido, el entrenador no arriesgará a jugadores tocados: Juan Nardoni y Matías Zaracho están descartados, mientras que Luciano Vietto y Santiago Solari son dudas, aunque podrían reaparecer al menos en el banco. Marcos Rojo, en tanto, se perfila como titular en lugar de Nazareno Colombo.
“Necesitamos personalidad y carácter, no sólo fútbol”, avisó Gallardo. Y no es una frase menor: River está obligado a reaccionar y la “Academia”, pese a tener la cabeza puesta en la Libertadores, no regalará nada en un duelo de eliminación directa.
Será el mano a mano número 21 entre ambos en torneos de este tipo. La historia pesa, la actualidad también. Para River, es una de sus últimas balas para intentar comenzar a levantar cabeza. Para el conjunto de Avellanda es una gran chance de ratificar su solidez y reafirmar que es candidato en todos los frentes. Lo único seguro es que el Gigante de Arroyito será escenario de un partido a pura tensión, donde el que pierda quedará marcado.






