Desde las instancias finales del concurso Enseñame Tucumán Monteros acaparó la atención de la provincia. En la primera semifinal, cuando la dupla de una de las escuelas del municipio fue catapultada para la final, comenzó a hablarse del impacto que generaba que estudiantes del interior se destacaran en la competencia educativa. Luego se sumó otra escuela y en la decisiva jornada del viernes estuvieron tres instituciones. Los ganadores fueron Lautaro Miguel y Javier Yangüez, de la Normal de esa ciudad, y toda la comunidad pasó este fin de semana de festejo.
“Monteros cuenta con una historia muy rica, desde la fundación de Ibatín hasta ser una de las principales ciudades del sur tucumano, con su dinámica urbana, económica y social de la economía azucarera, pero también por su destacada tradición cultural y educativa”, dijeron la semana pasada a LA GACETA las historiadoras Verónica Ovejero y Silvia Nassif, responsables del libro “Historia del municipio de Monteros”. De allí estudiaron los 2.500 chicos de las 180 escuelas de la provincia que participaron en el certamen que llevaron a cabo el MInisterio de Educación y LA GACETA.
Y agregaron: “sabíamos que esa zona contaba con una rica historia, pero nos sorprendió la fuerte impronta que tiene la Escuela Normal a lo largo de todo el siglo XX en cada una de las generaciones, que fue una productora de maestros para toda la región, un aspecto que excedió lo meramente educativo para convertirse también en un centro de poetas y artistas de gran valor. Esta identidad se forjó íntimamente asociada al azúcar y a los ingenios, en especial a un actor fundamental de la región: los pequeños y medianos productores cañeros”. Añadieron que otro aspecto es que, “a la par de esa fuerte vocación educacional, protagonizó importantes luchas políticas y sociales y forjó grandes combatientes, desde trabajadores azucareros que en los años 60 llevaron adelante las luchas gremiales frente a las políticas de ajuste, los embates del cierre de los ingenios a partir de 1966 y la represión de las dictaduras militares”.
Los estudiantes que participaron mostraron una actitud y un entusiasmo que sirven de ejemplo en una época en que la educación atraviesa una fuerte crisis en una sociedad atravesada por fuertes desafíos. Ayer los ganadores dejaron vibrando las ideas de que “cualquier joven tucumano puede hacer historia. Tiene que tener disciplina” (Lautaro) y “aunque no tengan ganas, si tienen algún sueño, que sigan, que traten de cumplirlo” (Javier).
Las investigadoras resumieron que “conocer la propia historia permite mirar el pasado desde nuevas perspectivas. Es una herramienta para fortalecer nuestra identidad y reivindicar el pasado de generaciones que construyeron prácticas y costumbres que persisten hasta hoy, que protagonizaron luchas y dejaron una marca que perdura”. También dijeron que “es un mérito de los y las participantes y sus docentes haber llegado a esta instancia; en algún sentido, es inevitable pensar que están honrando su propio pasado comprometido con la educación pública y de calidad”.






