San Martín clasificado, pero sin margen: el Reducido lo espera y el sábado sabrá si tiene ventaja deportiva

El “Santo” ya aseguró un lugar, aunque necesita vencer a San Miguel y esperar resultados para soñar con un inicio favorable.

EN ACCIÓN. Martín Pino necesita recuperar la cuota goleadora en la última fecha contra San Miguel. EN ACCIÓN. Martín Pino necesita recuperar la cuota goleadora en la última fecha contra San Miguel. Foto de Osvaldo Ripoll/LA GACETA.

Los logros a veces se festejan con los brazos en alto y otras con el ceño fruncido. San Martín ya aseguró su lugar en el Reducido, el objetivo que perseguía desde hace varias semanas. Clasificó, aunque la igualdad en casa no le permitió dar el salto que necesitaba para instalarse entre los cuatro primeros y jugar con ventaja en el Reducido. El sabor, más que a triunfo, fue a oportunidad perdida.

El escenario de cara a la última fecha ya está definido: todos los equipos de la Zona A jugarán el sábado a las 15.30. La decisión de la organización busca garantizar igualdad de condiciones y evitar especulaciones en la etapa decisiva del torneo. En ese marco, el “Santo” visitará a San Miguel con la obligación de ganar y esperar que otros resultados lo acompañen. No depende solo de sí mismo, pero mantiene la ilusión de mejorar su ubicación y encarar el Reducido con otro semblante.

Con ese panorama, el empate frente al “Cervecero” expuso viejas falencias. El equipo mostró ímpetu, pero volvió a carecer de claridad en el último pase y de solidez defensiva.

“Pensábamos que íbamos a tener otro final. Cometimos un error en una jugada que habíamos visto y trabajado, pero una distracción nos dejó abajo en el marcador. Lo empatamos, lo fuimos a buscar con cuatro delanteros, probamos variantes, pero no logramos ganarlo”, admitió Mariano Campodónico, reflejando la bronca por la oportunidad que se escurrió.

Más allá de la clasificación, el DT dejó en claro que el rendimiento preocupa. Sus palabras mostraron el contraste entre el alivio por estar en el Reducido y la frustración por no haber asegurado un lugar de privilegio.

“Se cumplió el objetivo, pero tenía otra ilusión: terminar jugando mejor, como lo hicimos contra Atlanta. Esto es San Martín y no podemos cerrar así. Ya pienso en trabajar desde mañana (ayer) de cara a San Miguel”, aseguró, subrayando que el equipo necesita reencontrarse con su mejor versión en apenas unos días.

El plantel sabe que el margen de error es mínimo. Hoy, de terminar el torneo, San Martín debería visitar a Deportivo Morón en Buenos Aires, con la desventaja de jugar afuera y con la obligación de ganar en un único partido. Por eso el sábado en Los Polvorines se jugará mucho más que tres puntos: será la posibilidad de recuperar confianza y enviar un mensaje al resto de los rivales directos.

La voz de Darío Sand, capitán y referente, también reflejó esa necesidad de dar un paso adelante. Tras anotar el penal que significó la igualdad, el arquero dejó en claro su compromiso.

“Vengo practicando los penales y me parece que los estoy convirtiendo. Quiero ayudar al equipo de esa manera y lo estoy logrando porque las pelotas están entrando”, explicó. Más allá de su aporte individual, no ocultó la bronca por lo que se dejó escapar en La Ciudadela. “Queríamos ganar para estar terceros y tener otra expectativa, pero sabemos que contra San Miguel podemos hacerlo y posicionarnos bien para lo que viene”, remarcó.

"No es momento de hacer balances todavía", aseguró Darío Sand

El cierre de la fase regular será un examen de carácter. La clasificación ya está asegurada, pero el Reducido no permite dudas. Cada detalle cuenta y cada error puede ser definitivo. Sand lo expresó con claridad, bajando un mensaje de calma y responsabilidad. “No es momento de hacer balances todavía; eso se hará al final del torneo. Ahora estamos compitiendo, corregimos puertas adentro y queremos ganar para dar lo mejor de nosotros”, afirmó, intentando enfocar al grupo y contener al hincha.

Campodónico, por su parte, fue más específico en cuanto a lo que debe mejorar el equipo.

“Me preocupa que generamos mucho por las bandas pero no logramos conectar bien los centros. Hoy, pese a llegar varias veces, no pudimos concretar. Intentamos hasta el final porque sabíamos que el tercer puesto estaba en juego. Ahora toca pensar en San Miguel”, señaló, consciente de que la efectividad será la clave para avanzar en el Reducido.

La simultaneidad de horarios agrega dramatismo al desenlace. No habrá espacio para especular ni para esperar resultados ajenos antes de jugar. Todos saldrán a la cancha a la misma hora y el cierre será colectivo.

En ese escenario, San Martín deberá mostrar la madurez que no tuvo en varios pasajes del torneo. El hincha espera un golpe de autoridad, una actuación convincente que renueve la confianza y abra la puerta a soñar en grande.

El presente del “Santo” es una mezcla de alivio y advertencia. Alivio porque la clasificación está asegurada; advertencia porque lo que se vio en los últimos partidos no alcanza para ilusionarse con un ascenso.

La obligación ahora es doble: ganar en Los Polvorines y, al mismo tiempo, reencontrarse con un nivel futbolístico que lo haga competitivo en la instancia decisiva.

San Martín ya está en el Reducido; el desafío es transformarse a tiempo en un candidato real o volver a quedarse a mitad de camino.

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