Quilmes, sin chances y sin presión: un rival que puede ser una trampa para San Martín

Eliminado de la clasificación al Reducido, el “Cervecero” visita La Ciudadela sin obligaciones, mientras el “Santo” carga con la urgencia de sumar tres puntos.

FIGURA. Jano Coronel se volvió determinante en el ataque del Cervecero. FIGURA. Jano Coronel se volvió determinante en el ataque del "Cervecero". Foto tomada de X.

Enfrentarse a Quilmes parece ser como caminar sobre un puente viejo: firme a primera vista, pero cada paso genera crujidos que obligan a avanzar con cuidado. San Martín está obligado a cruzar ese puente sin mirar atrás, consciente de que el margen de error es mínimo. Tras la derrota frente a Racing de Córdoba, el “Santo” necesita ganar para seguir soñando con los puestos altos del Reducido, porque en caso de que los resultados no lo acompañen podría vivr su último partido del torneo en La Ciudadela. En ese contexto, conocer el recorrido y la actualidad del “Cervecero” resulta clave.

La temporada 2025 de Quilmes comenzó con expectativas altas. Apuntó a reforzarse con experiencia y juventud, incorporando a jugadores como Francisco Flores, Gabriel Aranda, Maximiliano Padilla y Leonel Vangioni, mientras que también le dio espacio a promesas como Jano Coronel, que debutó en mayo y marcó su primer gol justamente frente a San Martín, en la caída por 2-1, con goles de Juan Cuevas y Jesús Soraire.

Con un plantel de 25 futbolistas y una edad media de 27 años, buscó el equilibrio entre jerarquía y frescura. Sin embargo, la campaña fue irregular: en 32 partidos cosechó apenas 8 victorias, 13 empates y 11 derrotas, con 29 goles a favor y 30 en contra. Los números lo dejaron en la mitad de la tabla, lejos de la pelea principal y sin chances de entrar al Reducido.

El recorrido mostró un contraste marcado entre localía y visitas. En el Centenario se hizo fuerte: ganó 7 partidos, empató 7 y sólo perdió 2 (uno contra el “Santo”), con un promedio de 1,75 puntos por encuentro. Afuera, la realidad fue otra: apenas un triunfo, 6 empates y 9 caídas. Esa diferencia refleja a un equipo que se siente cómodo en su casa, protegido por el entorno, pero que se desploma cuando debe salir de su zona de confort. Para San Martín ese dato representa una oportunidad inmejorable.

En lo futbolístico, Quilmes se sostuvo en el trabajo defensivo. Jugadores como Vangioni, con su experiencia, y Fernando Torrent o Federico Pérez aportaron solidez en la última línea. En el medio, nombres como Marcos Roseti (uno de los líderes en asistencias) y Gabriel Carabajal intentaron darle volumen de juego. En ataque, el peso pasó por Emanuel Herrera, quien aportó goles en la primera parte de la campaña, y por la aparición de Coronel, que inyectó energía en un sector que sufría de anemia ofensiva. Aun así, el promedio de menos de un gol por partido explica por qué el equipo no logró despegar.

Una crisis en el banco y los últimos partidos

El trayecto de Quilmes en el torneo se vio alterado por un episodio inesperado. Aldo Duscher, quien había tomado el plantel tras la salida de Sergio Rondina, dejó el cargo después de apenas siete partidos. La renuncia fue caótica: intentó seguir al frente del plantel, hubo cruces con la dirigencia y versiones de votación de jugadores que luego fueron desmentidas. Finalmente llegó Alfredo Grelak en medio de un clima de incertidumbre.

Los últimos tres encuentros reflejan el momento actual. Quilmes llega de igualar 0-0 con Güemes de Santiago del Estero en el Centenario, en un partido que mostró todas sus limitaciones ofensivas. Antes también había conseguido resultados ajustados, con empates que lo mantuvieron con vida pero sin dar saltos en la tabla. La tendencia es clara: el “Cervecero” empata más de lo que gana, sostiene partidos desde la defensa pero rara vez logra imponerse con claridad.

La previa del cruce con San Martín lo encuentra con problemas de armado. El defensor Federico Tevez está lesionado, Iván Ramírez debe cumplir una suspensión y Carabajal arrastra molestias que ponen en duda su presencia.

Ese recorrido cronológico deja ver a un Quilmes que empezó la temporada con ilusiones, atravesó un sacudón en el banco de suplentes y terminó instalado en una zona de empates y dudas. Sus fortalezas están en la solidez como local, en la experiencia de algunos nombres y en el empuje de sus juveniles. Sus debilidades; en la falta de gol, la fragilidad fuera de casa y la dependencia de momentos aislados.

San Martín deberá aprovechar cada una de esas grietas. La obligación de ganar no admite especulaciones: presionar alto, intentar marcar de entrada y no darle al “Cervecero” la comodidad de refugiarse en un empate.

Si el “Santo” logra atravesar ese puente viejo sin caer mantendrá viva la esperanza de seguir peleando por los primeros puestos del Reducido y, sobre todo, de no despedirse aún de su gente.

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