MISA. Obispo Monseñor Sánchez en la misa celebrada tras la procesión.
“¡Viva nuestra madre de la Merced! ¡Viva la madre de los tucumanos! ¡Viva la Virgen Generala!”, así se inició la misa en honor a la Virgen de la Merced. A las 18.50, el arzobispo de Tucumán, monseñor Carlos Sánchez, dio comienzo a la ceremonia y recordó que este año se celebra el Jubileo de la Esperanza. “Recordemos que este es momento de recibir la indulgencia plenaria para todos los tucumanos”, señaló. La indulgencia plenaria es una gracia que concede la Iglesia Católica por los méritos de Jesucristo, destinada a revocar la pena temporal del pecado ya perdonado y purificar el alma.
Durante la homilía, tras la lectura del Evangelio según San Juan, monseñor Sánchez expresó: “María de la Merced es peregrina de esperanza. Los decididos que libraron la batalla de Tucumán necesitan poner un freno contra la agresión, la violencia, las adicciones y todos los enemigos que tenemos como pueblo”. Instó a los fieles a actuar según el pedido de la Virgen y destacó que “la misión mariana ha llegado a las cárceles, a la Municipalidad, a los hospitales. Ella es peregrina y camina llevando su mensaje a todos lados, hasta la gloria del cielo”.
Mensaje de compromiso y fe
El arzobispo también transmitió un mensaje de compromiso y fe. ‘Yo estaré siempre con ustedes hasta el fin de los tiempos’, dijo Jesús. “Él está vivo y nos sostiene en la vida. Escuchemos cada día la palabra de Dios, palabras de misericordia, esperanza y amor, como lo hizo María. Jesús, en el evangelio de hoy, le encomienda a su madre que recorra el camino junto a sus hijos en cada peregrinación, como lo hace hoy. Cumple, de esa forma, el pedido de Jesús. Ella es vida, dulzura y esperanza nuestra. María nos pide que seamos también misioneros de esperanza y salgamos a anunciar la alegría del Evangelio en las familias tucumanas. Somos enviados a los que están privados de su libertad, a los que viven en la calle, a los pobres, a los que están en adicciones. Ellos nos necesitan. No podemos volver a casa igual que como llegamos, porque caminamos como peregrinos y volveremos a nuestras casas como misioneros de esperanza”, concluyó.







