

Cada 23 de septiembre, la Iglesia católica recuerda en su santoral a San Pío de Pietrelcina, más conocido como Padre Pío, uno de los santos más populares y venerados del siglo XX.
Nacido como Francesco Forgione en Pietrelcina, Italia, en 1887, ingresó a la orden de los capuchinos a los 15 años. Fue ordenado sacerdote en 1910 y pronto se ganó la devoción de los fieles por su vida de oración, austeridad y entrega al confesionario.
En 1918, mientras rezaba, recibió los estigmas de la Pasión de Cristo, marcas en su cuerpo semejantes a las llagas de Jesús crucificado. Este fenómeno, acompañado de testimonios de curaciones y milagros, hizo que su figura generara tanto fervor como escepticismo. Durante décadas, miles de peregrinos viajaron al convento de San Giovanni Rotondo, donde vivió hasta su muerte en 1968. Fue canonizado en 2002 por San Juan Pablo II.
Otros santos del día
Además de San Pío, el santoral del 23 de septiembre recuerda a:
San Lino, papa: sucesor de San Pedro como obispo de Roma.
Santa Tecla, virgen y mártir: discípula de San Pablo, venerada como una de las primeras mártires cristianas.
San Andrés Fournet, sacerdote francés del siglo XVIII que fundó junto a Santa Isabel Bichier des Ages la congregación de las Hijas de la Cruz.
Una fecha de devoción masiva
En distintas partes del mundo, las celebraciones en honor al Padre Pío incluyen misas, procesiones y vigilias. En Argentina, parroquias y capillas llevan su nombre y convocan a miles de devotos cada año, especialmente en barrios populares, donde la figura del fraile italiano es símbolo de cercanía y consuelo.
Su frase más recordada, “Reza, espera y no te preocupes”, sigue siendo hoy una guía espiritual para millones de creyentes.







