VA POR MÁS. Marrades, que ya ganó el Gran Premio "Batalla de Tucumán", montará a Hympresionante.
El aire huele distinto cuando septiembre trae consigo la cuenta regresiva del Gran Premio “Batalla de Tucumán”. No se trata de una carrera más: es la cita máxima del turf del interior del país, una tradición que mezcla la adrenalina de la competencia con la pasión de mucha gente que se reúne en el hipódromo de avenida Irineo Leguisamo. Este miércoles, 14 ejemplares se alinearán en las gateras para recorrer los 2.200 metros de gloria. Y en ese lote vibran las ilusiones de jinetes que saben lo que significa dejar huella en una de las tardes más intensas del calendario hípico argentino.
Entre ellos, aparecen dos nombres propios que cargan con expectativas y sueños: Walter Maximiliano Marrades y Julián Bethencourt. Ambos saben que el “Batalla” no se corre solamente con las patas del caballo, sino también con el corazón. Marrades ya escribió su nombre en el libro grande de la carrera cuando en 2012 guió al alazán Incurable Rebel a la victoria. Ahora, regresa con la ilusión intacta montando a Hympresionante, un descendiente de Bodemeister que supo medirse en una carrera de Grupo 2 en Buenos Aires. “El caballo llega muy bien, está en gran forma. Tenía un problema en la gatera, que era que no largaba bien, pero desde que está en Tucumán ese tema quedó atrás”, asegura el jockey, con la serenidad de quien conoce lo que significa el éxito, pero también los sinsabores de la pista.
Los números de los ensayos son elocuentes: 2’8”1/5 en 2.000 metros y 49” en los 800 finales, siempre con buena acción y sin necesidad de exprimirlo. Marrades no oculta su confianza, aunque mantiene los pies sobre la tierra: “Es una carrera muy pareja, abierta. No hay un caballo imposible de ganarle, y eso nos entusiasma a todos”.
El jockey tucumano no duda en señalar a Dr. Legasov, Standartd y He’s A Rockstar como rivales duros. Sin embargo, su discurso tiene un trasfondo de ilusión: la sensación de que Hympresionante puede estar en la conversación final si las condiciones de carrera lo favorecen.
Para Bethencourt, la del miércoles será su segunda experiencia en el “Batalla”. El año pasado debutó en esta cita mayor montando a Paladín Oriental, sin poder cumplir con las expectativas. Esta vez lo espera Dragonet, un porteño que dejó buenas señales en Buenos Aires y que defenderá los colores de la caballeriza “El Pili”. El caballo llega con antecedentes sólidos: en junio se impuso con autoridad sobre Titanic Blade, y en julio fue cuarto a escaso margen de Equal Mostaza. “Nos dijeron que es un ejemplar que rinde más en competencia que en los entrenamientos. Esperemos que esta vez se note en la pista”, explica Bethencourt, oriundo de Trancas, que se ilusiona con dar un salto de calidad en su trayectoria.
POR LA REVANCHA. Julián Bethencourt, que el año pasado tuvo su debut en el Gran Premio, montará a Dragonet.
La estrategia está clara: Dragonet se siente cómodo en la vanguardia, y la idea del jinete es mantenerlo entre los primeros puestos desde el arranque. “Después habrá que ver cómo se desarrolla la carrera. Es muy pareja y con varios rivales que van a intentar correr adelante. Para mí los más exigentes son Dr. Legasov, He’s A Rockstar, Votemos y Laudrup”, analiza con mesura, aunque en sus palabras se filtra esa ansiedad positiva que produce la posibilidad de quedar en la historia.
Extensa reunión
Pero el Batalla no se resume en una sola carrera. La jornada tendrá 17 competencias largas -sin ninguna cuadrera-, algo inédito en los hipódromos del interior y comparable solo con Palermo, San Isidro o La Plata. La magnitud de la reunión marca la diferencia: es el día en el que Tucumán se coloca en el centro del mapa hípico nacional.
“Durante todo el año esperamos este momento. Desde fines de agosto la preparación es especial, y en septiembre todo se revoluciona. Ojalá el clima acompañe para que el público pueda disfrutarlo”, apunta Marrades, consciente de que la verdadera dimensión del “Batalla” se completa con el calor de las tribunas.
El turf tucumano tiene su fiesta mayor y no se trata únicamente de apuestas o de competencias. Es una cita que mueve emociones colectivas, que convoca a familias enteras y que ratifica el peso de una tradición que viene de décadas.
Invitados de lujo
Si la carrera ya tenía suficiente magnetismo, la presencia de un invitado de talla mundial lo eleva aún más: Jorge Ricardo, el jockey brasileño que ostenta un récord mundial difícil de imaginar -más de 13.000 triunfos-, estará por primera vez en Tucumán. “Será un privilegio contar con él. Su sola presencia le da brillo especial a la reunión”, destaca Marrades, casi como un aficionado más que se rinde ante la leyenda viva del turf. Bethencourt coincide: “Para mí será un honor correr al lado de un jockey de su dimensión. Ni siquiera en mis sueños me imaginé algo así”.
Junto a Ricardo también estarán otros jinetes de gran jerarquía, todos ganadores de Grandes Premios de Grupo I, como son William Pereyra, Gustavo Calvente, Pedro “Chilila” Robles, Osvaldo “Fleco” Alderete y Jorge Luis Peralta. Una constelación de figuras que convierte a la reunión del miércoles en una gala.
La magia del "Batalla"
El “Batalla de Tucumán” no es solo una carrera de caballos. Es un acontecimiento que cada septiembre enciende el corazón del turf tucumano. Es el murmullo en las tribunas, la tensión en los segundos previos a la largada, el silencio que se corta con el grito de la largada y el estruendo de los cascos golpeando la pista. Es el instante en el que miles de personas sienten que la historia se escribe frente a sus ojos.
Marrades y Bethencourt, como los otros 12 jinetes que competirán en el Gran Premio, saben que el miércoles se juegan mucho más que un triunfo: se juegan la posibilidad de quedar en el recuerdo de los que viven el “Batalla” como una celebración única.
Y cuando el disco reciba al nuevo campeón, Tucumán volverá a confirmar que su Gran Premio no tiene nada que envidiar a las catedrales del turf. Porque aquí, en el Jardín de la República2”, la pasión late tan fuerte como el galope de los caballos que sueñan con la gloria.






