
Milagro salteño: peregrinos de la Puna se casaron en plena caminata hacia Salta

En medio de la multitudinaria peregrinación hacia Salta por el Milagro 2025, la fe se convirtió en celebración para Andrea y Juan Carlos, una pareja de peregrinos de la Puna que decidió unir sus vidas en matrimonio durante el recorrido.
La ceremonia religiosa tuvo lugar en la capilla del paraje El Alisal, uno de los puntos más emblemáticos de la ruta de los fieles. Allí, frente a miles de peregrinos que avanzaban rumbo a la ciudad de Salta, la pareja dio el “sí” en un acontecimiento inédito que emocionó a todos los presentes.
El sacramento fue celebrado por monseñor Dante Bernacki, quien destacó la importancia del gesto: “Ellos han caminado juntos durante doce años, compartiendo promesas y sacrificios. Hoy nos muestran que la fe también es compromiso y amor que se renueva”, expresó.
La historia de amor
Andrea y Juan Carlos comenzaron a peregrinar juntos hace más de una década, motivados por la misma promesa: agradecer y pedir protección al Señor y la Virgen del Milagro. Año tras año caminaron codo a codo, soportando el frío, el cansancio y las largas distancias. Este 2025, decidieron sellar su historia de fe con el matrimonio, convirtiéndose en símbolo de esperanza para la comunidad de peregrinos.
La boda en medio del camino no solo fue un acto de amor, sino también una declaración de devoción. Los demás caminantes se sumaron a la celebración improvisando aplausos, cantos y oraciones. Muchos lo vivieron como un signo de que la fe sigue viva y se expresa de formas inesperadas.
El Milagro en Salta: fe que atraviesa generaciones
La Fiesta del Señor y de la Virgen del Milagro es una de las expresiones más profundas de la religiosidad popular del norte argentino. Su origen se remonta a 1592, cuando llegaron a Salta las imágenes del Cristo Crucificado y de la Virgen, tras un viaje de más de 2.800 kilómetros desde Lima, Perú.
Durante un siglo, el Cristo permaneció oculto en la sacristía de la Catedral hasta que, en 1692, un terremoto devastador sacudió la región. Los salteños interpretaron como un milagro que los temblores cesaran el día que la imagen fue sacada en procesión por las calles. Desde entonces, cada año, cientos de miles de peregrinos renuevan su pacto de fe caminando días enteros para agradecer y pedir protección.
Hoy, en pleno siglo XXI, esa tradición sigue viva. Los peregrinos llegan con sus mochilas y banderas, con los pies cubiertos de polvo y el corazón lleno de esperanza. La fiesta se ha convertido en un acto de identidad colectiva que une a generaciones enteras y que emociona a quienes participan, sin importar la procedencia ni la condición social.







