MODELO. Prototipo del monoplaza diseñado por el equipo FIUBA Team de la UBA / UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES
Lograr el rugido de un motor de 650cc fue el desafío técnico que se propusieron los 47 estudiantes de la Universidad de Buenos Aires (UBA) que participan de un concurso internacional de automovilismo y negocios. Con el FIUBA Racing Team, una universidad pública argentina interviene por primera vez en la Fórmula SAE, el certamen que organiza cada año la Society of Automotive Engineers (SAE International). Esta es una institución con más de 120 años de historia: Henry Ford fue uno de sus fundadores.
Todo comenzó en diciembre de 2023, cuando un grupo encabezado por Guido Paganini presentó el proyecto en la Facultad de Ingeniería. Con apenas ocho integrantes y un espacio físico en el Departamento de Mecánica, iniciaron el montaje del primer chasis. Dos años después, el equipo logró consolidarse con estudiantes de diversas carreras: Ingeniería, Diseño, Imagen y Sonido, Abogacía y hasta Marketing.
La Fórmula SAE y el desafío argentino
La competencia internacional reúne a 600 universidades de 20 países. Cada equipo debe diseñar, fabricar y correr un monoplaza, pero también defender un modelo de negocio que seduzca a potenciales inversores. Se trata de una experiencia integral que combina ingeniería, gestión y creatividad.
El equipo de la UBA participará en la categoría de Combustión. El monoplaza deberá superar pruebas dinámicas en pista, como aceleración, frenado y resistencia en un circuito de 22 kilómetros, además de maniobras de endurance y skid pad en forma de ocho. Magdalena Cos será la piloto que pondrá a prueba la eficiencia del diseño argentino.
ESTUDIANTES. Equipo FIUBA Team en la Facultad de Ingeniería de la UBA.
En paralelo, los jueces evaluarán la viabilidad del proyecto como negocio: gestión de costos, diseño y estrategia de marketing. El presupuesto ronda los USD 50.000, y ya cuenta con el apoyo de empresas que aportaron materiales y herramientas.
Del taller a la pista con rifas y sponsors
El camino no fue sencillo. Antes de sumar sponsors, los integrantes organizaron rifas para reunir 2.500 dólares y comprar el motor. Esa autogestión se convirtió en una marca del equipo, que combina esfuerzo académico con gestión de recursos.
MODELO. Motor del monoplaza que diseñó el equipo FIUBA Team, de la UBA. / UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES
“El límite para presentar el diseño es enero; para entonces debemos tener listo el chasis y la suspensión. Otros detalles de la carrocería pueden entregarse hasta marzo”, explicó Nicolás Podestá, uno de los estudiantes responsables de la suspensión y los frenos, al diario Clarín.
Un antecedente y un futuro por delante
La Argentina ya tuvo representación en la Fórmula SAE: en 2017, un equipo del Instituto Tecnológico de Buenos Aires, la universidad privada más conocida por su sigla ITBA, obtuvo el segundo puesto entre 50 autos. Ahora, la UBA escribe su propia página en esta competencia, con la expectativa de igualar o superar aquella marca.
El objetivo inmediato es llegar con el auto terminado y competitivo, pero la meta de fondo es más amplia: abrir el camino para que nuevas generaciones continúen en la Fórmula SAE, y fortalezcan la presencia argentina en una liga donde deporte y negocios corren de la mano.






