DATO. Un cañaveral libre de malezas desde las primeras semanas asegura un arranque vigoroso del cultivo y un ahorro en costos de control posteriores.
En el control de las malezas en la caña de azúcar, tan importante como la elección de los herbicidas a utilizar es tener en cuenta las buenas prácticas en la aplicación de estos en el lote, explicaron técnicos de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc) al referirse a este fundamental procedimiento.
Dentro de estos, la calibración precisa de los equipos pulverizadores es un requisito ineludible para lograr una correcta distribución y una cobertura uniforme del producto. Se recomienda verificar presión, caudal y estado de las pastillas antes de cada campaña y asegurar que la maquinaria opere de acuerdo con las especificaciones técnicas. Asimismo, las condiciones ambientales durante la aplicación son determinantes: se deben evitar temperaturas elevadas, baja humedad relativa y vientos que incrementen el riesgo de deriva, lo que no solo reduce la eficacia del tratamiento, sino que también compromete la sustentabilidad del sistema productivo.
En síntesis, el inicio de la campaña exige una estrategia integrada que combine la selección de herbicidas residuales y postemergentes adecuados, la rotación de modos de acción, la calibración correcta de equipos y la aplicación bajo condiciones óptimas. Un cañaveral libre de malezas en las primeras semanas asegura no solo un arranque vigoroso del cultivo, sino también un ahorro en costos de control posteriores y una mejora en la vida útil del cañaveral. La premisa fundamental es que el éxito en el manejo de malezas se define en el comienzo de la campaña, y que el control temprano, oportuno y bien ejecutado es la base de una zafra más productiva y sustentable.








