PASADO. Robinho llegó a vestir la camiseta de la Selección Brasileña.
Robson de Souza, más conocido como Robinho, volvió a recibir un revés judicial en Brasil. El Tribunal Superior de Justicia desestimó de forma unánime un nuevo recurso presentado por su defensa, que buscaba anular la condena de nueve años de prisión que el exjugador cumple desde 2024. Los magistrados recordaron que los argumentos ya habían sido rechazados en instancias previas, incluso en la Corte Suprema, lo que dejó sin margen de acción a sus abogados.
La estrategia de la defensa apuntaba a cuestionar la retroactividad de una ley migratoria aprobada en 2017, que permite ejecutar en Brasil sentencias dictadas en el extranjero. Los representantes del exfutbolista alegaban que, como los hechos ocurrieron en 2013 en Milán, esa norma no debería aplicarse. Sin embargo, el tribunal consideró que la argumentación carecía de sustento y ratificó el fallo.
Robinho, de 41 años, fue condenado en Italia por la violación en grupo de una joven de 23 años en una discoteca de Milán. Al regresar a Brasil antes de que la sentencia quedara firme, evitó la extradición, ya que la Constitución prohíbe entregar a nacionales, pero no logró evitar el cumplimiento de la pena dentro de su país.
Mientras tanto, su vida en la cárcel de Tremembé, conocida como la “prisión de famosos”, tomó un rumbo inesperado. Allí, el ex Real Madrid y Milan asumió el rol de entrenador del equipo de internos acusados de abusos, el Tremembé Esporte Clube, que disputa partidos informales contra otros grupos de reclusos. Su presencia, según reportes de la prensa brasileña, incluso incrementó el número de visitantes, ya que muchos familiares querían ver de cerca al exjugador.
El caso Robinho sigue generando repercusiones tanto en lo deportivo como en lo judicial, y su figura, que alguna vez brilló en Europa, hoy está marcada por una condena que lo mantiene tras las rejas.







