SOCIOS TECNOLÓGICOS. El vehículo no tripulado resulta aliado de la agricultura de precisión por varios motivos clave para ajustar las aplicaciones fitosanitarias a la necesidad real del monte frutal.
Desde hace varios años, los técnicos de la sección Fruticultura de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc) realizan ensayos con drones aplicados a la citricultura. Las investigaciones demostraron que estas herramientas tecnológicas facilitan el trabajo agrícola y permiten producir de manera más eficiente y sustentable.
Para demostrar la eficiencia de estos vehículos no tripulados se trabajó en la sanidad en los limoneros de nuestra provincia.
Tucumán concentra más de 40.100 hectáreas de limón, con las cuales se consolida como la principal provincia productora del país. “Para quienes exportan fruta fresca, la sanidad de las plantaciones es una preocupación central; entonces, realizar aplicaciones fitosanitarias de manera oportuna y eficiente juega un rol muy importante en la actividad citrícola”, subrayó Nelson Aranda.
Explicó que la correcta pulverización -desde el punto de vista de la calidad y de la oportunidad- resulta clave: “Asegura una cobertura homogénea, evita desperdicios de insumos y permite un control eficiente de plagas y de enfermedades”.
Sin embargo, los volúmenes aplicados suelen ser muy variables. Tradicionalmente, se utilizan entre 2.000 y 10.000 litros de agua por hectárea, con dosis de fungicidas cúpricos que van de tres a 15 kilos por hectárea (kg/ha). Estudios previos ya habían demostrado que es posible reducir esas cantidades sin comprometer la calidad comercial de la fruta.
Con el avance tecnológico, los drones se posicionan como aliados de la agricultura de precisión por varios motivos. Por un lado, su capacidad para capturar imágenes y de generar modelos tridimensionales de cultivos permite estimar con gran exactitud el volumen de copa de los árboles. Esa información resulta clave para ajustar las aplicaciones fitosanitarias a la necesidad real del monte frutal.
Por otro lado, existen drones aplicadores que permanentemente se van actualizando para lograr mayor eficiencia y aceptación en el mercado.
Parcelas experimentales
En los ensayos realizados en parcelas experimentales de portainjertos de la Eeaoc de las localidades de El Tuyango y Monte Grande, primeramente se hicieron mediciones de altura y de volumen de la copa de las plantas, que incluyeron poblaciones de árboles de diferentes tamaños. Se midieron la altura y el volumen de copa de los árboles, mediante dos métodos: fotogrametría aérea con dron y un método manual, con reglas topográficas. Se compararon los resultados mediante regresión lineal simple, y se confirmó una correlación entre ambos métodos superior al 80%.
En consecuencia, los drones se consolidan como una alternativa eficiente, rápida y menos dependiente de mano de obra para medir la estructura de los árboles cítricos, con la ventaja adicional de poder extrapolar los resultados a toda la finca.
En trabajos previos, los investigadores de la Eeaoc habían confirmado la correlación entre el método clásico de medición manual de volumen de copa y la fotogrametría con drones. Sobre esa base, plantearon una hipótesis concreta: los vuelos con dron facilitarían el ajuste de parámetros necesarios para aplicaciones más precisas y eficientes.
Este ensayo se llevó a cabo en la localidad de El Rodeo (departamento Burruyacu), entre 2018 y 2021. Se trabajó con limoneros de 19 años de la variedad Lisboa Frost nuc, injertados sobre naranjo agrio, con un marco de plantación de 7 m x 4 m. Se compararon las tasas de aplicación convencional con la tasa de aplicación ajustadas a partir de la información generada por dron. Los vuelos se realizaron con un dron Matrice 100 (DJI) equipado con cámara multiespectral, que permitió construir modelos digitales del terreno y del follaje.
Con esa información se calcularon las tasas de aplicación específicas para el tratamiento. El volumen promedio aplicado en los tratamientos convencionales (como habitualmente se realizan) llegó a 6.982 litros por hectárea (l/ha), mientras que en el tratamiento ajustado con las imágenes obtenidas por dron se aplicaron 4.703 l/ha. Es decir, una reducción de un 33%.
Las dosis de óxido cuproso también bajaron: de una media de 10,44 kg/ha con el método convencional a unos 7,05 kg/ha en los tratamientos con dron.
“En cuanto a la calidad de fruta, no se observaron diferencias significativas entre los tratamientos. La proporción de fruta ‘embalable’ para exportación se mantuvo, lo que confirma que es una herramienta que permite aumentar la eficiencia de estas operaciones; menos insumos, menos impacto ambiental y más ahorro para los productores”, explicó Franco García, técnico de esa sección de la Eeaoc.







