Arsenal se hunde y San Martín sueña: el partido que puede marcar el rumbo en la tabla de la zona A

El “Viaducto” está en zona de descenso y padece la defensa más vencida. El “Santo” está obligado a sumar los tres puntos si desea prenderse en la pelea por la cima.

NO LEVANTA CABEZA. Arsenal se encuentra en el último puesto de la tabla y queda muy poco para que termine el torneo. NO LEVANTA CABEZA. Arsenal se encuentra en el último puesto de la tabla y queda muy poco para que termine el torneo.

Las tormentas suelen poner a prueba la solidez de cada barco y Arsenal de Sarandí navegó durante toda la temporada con el casco agrietado. El conjunto del Viaducto nunca consiguió la estabilidad necesaria y por eso llega golpeado a la recta final de la Primera Nacional. En cambio, San Martín transita un camino distinto: se mantiene expectante en la pelea por la cima y este domingo, en La Ciudadela, recibirá a un rival que mostró algunas virtudes ofensivas, pero también demasiadas debilidades defensivas. El contexto agrega aún más presión, porque cuando la pelota empiece a rodar en Bolívar y Pellegrini, ya se habrán disputado los partidos de Deportivo Madryn y Atlanta, los dos que marcan el ritmo en la parte más alta de la tabla.

La campaña del “Arse” se convirtió en un largo recorrido lleno de tropiezos. Comenzó el año con Martín Rolón como entrenador, pero la falta de resultados lo obligó a presentar la renuncia tras seis partidos sin victorias. “No encontramos el juego que nos identifica y no quiero ser un problema para el club”, confesó el ex Talleres de Remedios de Escalada, dejando en claro que el plantel no respondía a sus ideas y que el futuro inmediato sería cuesta arriba.

Desde entonces, Arsenal nunca pudo enderezar el rumbo y se fue hundiendo en la tabla de la zona A. Los números de la temporada son elocuentes.

El “Viaducto” disputó 28 partidos, de los cuales ganó apenas 6, empató 9 y perdió 13. Con 27 puntos, ocupa el 18° lugar de la zona y quedó lejos de cualquier objetivo de protagonismo.

Marcó 28 goles, pero recibió 40, lo que lo transformó en la defensa más vencida de todo el grupo, con un promedio de 1,43 tantos en contra por encuentro. Su diferencia de gol, negativa en doce, refleja la dificultad de sostener partidos completos. Cada vez que parecía enderezar el camino, una nueva derrota volvía a hundirlo.

El contraste entre sus versiones de local y visitante explica parte de su mal momento. En Sarandí encontró algunos de sus mejores resultados, como el 3-1 sobre Quilmes, el 2-1 frente a Racing de Córdoba o la victoria 5-2 contra San Miguel. Incluso en agosto encadenó dos alegrías con un 2-0 contra Ferro y un 2-1 frente a Güemes de Santiago del Estero, que le dieron cierto aire.

Pero cada vez que salió del Viaducto mostró la peor cara: sufrió una goleada 0-4 frente a Atlanta en Villa Crespo, cayó 1-2 contra All Boys y perdió partidos clave como visitante contra Patronato y Almagro.

La estadística es contundente: en 14 salidas, recibió casi dos goles por encuentro y apenas en una oportunidad mantuvo la valla en cero.

A lo largo del año, la dirigencia intentó encontrar soluciones en el mercado de pases. En el verano llegaron el ex “santo” Franco Herrera, Jerónimo Pourtau, Dylan Gissi, Gonzalo Rocaniere, Matías Vera, Esteban Fernández, Emiliano Purita, Julián Vila, Gonzalo Klusener, Fabián Bordagaray y Ciro Rius. En el receso de invierno se sumaron Axel Batista, Tomás González, Alex Juárez y David Sayago. La renovación fue profunda y tocó todas las líneas, pero la irregularidad del conjunto no se corrigió. La frase de Esteban Fernández, uno de los refuerzos jóvenes, resume la situación. “Este grupo tiene talento, pero todavía nos falta transformar eso en resultados”.

Un rival con algunas luces en ataque, pero demasiadas sombras en defensa

En la ofensiva aparecieron algunas luces. Ignacio Sabatini se consolidó como el máximo goleador con ocho conquistas. Fernández y Batista aportaron tres tantos cada uno, mientras que Klusener sumó jerarquía en los momentos decisivos.

En el rubro de asistencias, Tomás González lideró con tres, seguido por Sabatini, Batista, Klusener y Vila con dos cada uno. Son nombres que muestran que Arsenal tiene variantes arriba, pero que casi siempre quedó expuesto en defensa. No es casual que en más del 60% de sus partidos haya recibido el primer gol: le costó mucho remontar y casi siempre corrió desde atrás.

La retaguardia fue su gran talón de Aquiles. Aun con incorporaciones como Gissi o Juárez, nunca encontró solidez. El retroceso defensivo fue débil y las pelotas paradas también se transformaron en un problema recurrente. Esa fragilidad lo condenó a resultados adversos que lo hundieron en la tabla y que explican por qué encara la recta final del torneo más preocupado por evitar males mayores que por soñar en grande.

Así, San Martín se prepara para recibir a un rival herido, que llegará con urgencias pero también con desconfianza.

La Ciudadela, que tantas veces se convirtió en fortaleza, será el escenario donde el “Santo” deberá imponer su juego para sumar tres puntos que resultan imprescindibles. La presión de saber de antemano qué hicieron Madryn y Atlanta puede ser un arma de doble filo: servirá de motivación si alguno deja puntos en el camino, o de obligación si ambos ganan y estiran la diferencia. Lo concreto es que el equipo de Mariano Campodónico no tiene margen: debe aprovechar las grietas de un Arsenal debilitado, presionar desde el inicio y hacer pesar su localía. El domingo, más que nunca, San Martín juega contra el rival y contra la tabla.

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