SONRIENTES. Tesuri (primero desde la izquierda) e Infante (cuarto) posan junto a Brandán, Ferreira y Maza.
En el césped verde del estadio, los focos se encienden para los que juegan. A los goles, a las atajadas y a las victorias se las llevan los titulares. En el complejo, sin embargo, también se libran batallas silenciosas que requieren de tanto esfuerzo y paciencia como el de un partido decisivo. Juan Infante y Renzo Tesuri, dos futbolistas clave en la estructura de Atlético, transitan un camino distinto al de sus compañeros: el de la recuperación de lesiones graves de rodilla.
El largo regreso de Infante
“Estoy un poco mejor anímicamente. Más cerca de estar dentro de una cancha”, dijo Infante, mientras sigue caminando alrededor del campo, su nueva rutina en este cuarto mes y medio de rehabilitación tras la rotura de ligamentos cruzados. El lateral reconoce que el proceso no ha sido sencillo. “Fue un momento duro, difícil, pero hay que seguir adelante. Por suerte la recuperación viene bien y no queda otra que meterle todos los días”, señaló.
Infante sabe que cada pequeño paso significa mucho. Tras meses encerrado en el gimnasio, ahora puede volver a sentir el aire libre y el césped cerca de sus pies. “Salir a la cancha, aunque sea caminando, me hace bien a la cabeza. Estar siempre entre paredes era duro. Ahora lo llevo mejor”, reflexionó.
La proyección que maneja junto al cuerpo médico es alentadora. “Calculo que a los cinco meses voy a empezar a trabajar con pelota. Y a los cinco meses y medio o seis, capaz que ya esté haciendo la primera parte con el grupo. Todavía no podré competir, pero estar con ellos ya sería un gran paso para mí”, indicó.
El trabajo físico es intenso. “Hace un mes que empecé con doble turno para recuperar la fuerza. Había mucha diferencia entre las dos piernas. A la mañana hago una rutina y a la tarde la complemento con otra. El objetivo es equiparar y no cargar de más la rodilla”, detalló.
El sostén familiar ha sido decisivo en este tiempo de incertidumbre e Infante lo dice sin rodeos: “La familia fue muy importante. Mis hijas Sofía y Olivia, y mi señora Camila, son los que están acá conmigo y me hacen pasar este momento más fácil, más llevadero”, contó.
Aunque el deseo de volver pronto lo tienta, mantiene los pies sobre la tierra. “Mi sueño sería estar a fines de octubre, justo cuando cumpliría siete meses y medio de recuperación. Se lo digo siempre a ‘Pato’ (Patricio Peralta, kinesiólogo) y a ‘Rodri’ (Rodrigo Gibilisco, médico), pero sé que no me tengo que apurar. Hay que respetar los tiempos”, explicó.
Infante admite que nunca había pasado por algo así. “Es la primera lesión grave de mi carrera. Mirar los partidos desde afuera duele. Tenés ganas de meterte, de estar ahí. Pero la cabeza tiene que estar fuerte. Ya vamos a volver”, remarcó.
En cuanto al equipo, se muestra optimista. “Lo veo bien. Arrancó bien el torneo, después vinieron algunos malos resultados, pero creo que el grupo está suelto y el otro día lo demostró. Ojalá sigamos por este camino”, opinó.
Un proceso diferente
Tesuri, por su parte, atraviesa otra etapa de recuperación. A seis meses de la operación, ya corre y realiza ejercicios con pelota, aunque aún no puede entrenarse a la par de sus compañeros. Su caso fue particular: le realizaron un injerto en la rodilla, lo que obliga a cumplir un proceso mínimo de nueve meses antes de estar en condiciones de volver a competir.
A diferencia de Infante, que apunta a los siete meses y medio como una meta personal, Tesuri no tiene margen para acelerar los plazos. La pelota ya volvió a rodar en sus pies, pero todavía como parte de los ejercicios controlados. En ese contexto, el desafío es no perder la paciencia.
Las historias de Infante y Tesuri ponen en primer plano una parte del fútbol que muchas veces queda opacada por los flashes. La recuperación de una lesión de ligamentos cruzados no solo demanda fortaleza física: también exige una disciplina mental y emocional inquebrantable.
Mientras el equipo pelea fecha a fecha en el torneo, ellos viven un campeonato distinto. Sin público, sin rivales, sin árbitros. Su lucha se da contra el dolor, la ansiedad y el reloj. Y aunque el regreso todavía parece lejano, tanto Infante como Tesuri ya comenzaron a escribir el prólogo de la vuelta.







