Recuerdos fotográficos: 27 de agosto de 1939: el rascacielos tucumano

En este espacio de “Recuerdos” LA GACETA busca revivir el pasado a través de imágenes que se encuentran guardadas en ese tesoro que es el Archivo de LA GACETA. Esperamos que a ustedes, lectores, los haga reencontrarse con el pasado y que puedan retroalimentar con sus propios recuerdos esta nueva sección.

Recuerdos fotográficos: 27 de agosto de 1939: el rascacielos tucumano
Por Roberto Delgado y Jorge Olmos Sgrosso 27 Agosto 2025

A las seis de la tarde del 27 de agosto de 1939 quedó inaugurado el edificio de “La Continental” en la esquina noroeste de San Martín (entonces se llamaba Las Heras) y Laprida.

En esa esquina había vivido, en las décadas iniciales del siglo XIX, el coronel Emidio Salvigni, un militar de origen italiano que había guerreado en el ejército de Napoleón que luego sirvió en el Ejército del Norte y fue muy amigo del general Manuel Belgrano. Así lo cuenta Carlos Páez de la Torre (h) en “El rascacielos tucumano de 1939” (06/03/16). Entrado el siglo XX, la planta baja albergó la confitería “Londres”, establecimiento tradicional dotado de “biógrafo”, como se denominaba a la proyección de las primitivas películas de cine. También funcionó allí, inicialmente, la confitería “El Buen Gusto”. La planta alta se alquiló para vivienda –uno de sus inquilinos fue el gobernador Lucas Córdoba- y en 1908 alojó al exclusivo club social “El Círculo”, que años después se fusionaría con “El Club Social” para constituir el “Jockey Club” en el edificio que está a mitad de cuadra.

Para 1938 ya estaban los edificios del Banco Provincia (de 1928), el “Rosello” (de la hoy San Martín 573), que contaba con planta baja y tres pisos, y el de la Galería Pezza (de 1938), en la actual San Martín 650, con planta baja y seis pisos de departamentos.

“La Continental”, de una compañía de seguros, fue una revolución para la chata ciudad. Tenía planta baja y siete pisos de departamentos. Ofrecía comodidades inéditas, como cocina eléctrica, heladeras Siam, incineradores de residuos, secadores eléctricos de ropa e instalación completa “de agua filtrada, fría y caliente”. El gran salón de la ochava albergó, durante largas décadas, a la tradicional joyería “Yanicelli”; y sobre calle Laprida funcionó, también muchos años, una célebre peluquería para varones, “Los Oficiales”.

La foto que adjuntamos es de los años 40.

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