Recuerdos fotográficos: 1997. Cuando se intentó echar a los lavadores de autos del parque
En este espacio de “Recuerdos” LA GACETA busca revivir el pasado a través de imágenes que se encuentran guardadas en ese tesoro que es el Archivo de LA GACETA. Esperamos que a ustedes, lectores, los haga reencontrarse con el pasado y que puedan retroalimentar con sus propios recuerdos esta nueva sección.
“Entre las rejillas y las multas” se titulaba la nota del 30 de abril de 1997 para registrar lo que pasaba con los lavadores del parque 9 de Julio, que oscilaban entre la campaña municipal que advertía que estaban prohibidos por ordenanza y su necesidad de sobrevivientes.
“Nos propusieron ir a lavar autos detrás del parque, pero el negocio es ‘laburar’ cerca de los bares. Además, no hacemos nada malo para andar ocultándonos”, contó entonces Roberto Lezcano. Otro lavador, Ramón Álvarez, dijo que antes habían trabajado tranquilos “y hasta teníamos caños en las cercanías, no como ahora que tenemos que cruzar el parque hasta una pileta con una bomba rota”.
Entonces había unos 60 lavadores, la mayoría de los cuales eran cosecheros de limón a los que les convenía ganar lo mismo en el parque sin tener que trasladarse a los campos de citrus. Los días de más trabajo eran los sábados y domingos, que era cuando iban las grúas municipales. El subdirector operativo de tránsito, comisario general (r) Rubén Orlando López, dijo que en lo que iba del año se habían secuestrado “280 baldes y 20 tachos de 200 litros”. El lavador Juan Carlos Pallares replicó: “todos los días nos corren y todos los días levantan boletas de los autos que lavamos, pero volvemos. Nuestras familias también tienen que comer”.







