Recuerdos fotográficos: 1941. Los “gracejos” del músico “casi ciego” de Chicligasta

Una de las “joyas” del repertorio que grabó la musicóloga Isabel Aretz Thiele en 1941 fue el músico autodidacta Francisco Peralta, que encontró en Chicligasta. Aretz hizo una compilación con 795 grabaciones del cancionero tradicional junto a la fotógrafa alemana Elena Hoffmann, por encargo de la Universidad Nacional de Tucumán.

“En Chicligasta, recuerdo siempre a un viejito de bella estampa, de nombre Francisco Peralta. Nacido poco después de 1870. Era casi ciego, desde pocos días después de nacer. Es decir que no había visto nada de su entorno. Pero lo llenó con música. Aprendió primero a tocar el violín, oyendo a otros músicos. Después, de una flauta rústica que fabricó, sacó marchas para santos; de una caja y de un bombo, obtuvo los acompañamientos para las vidalas y los bailes y finalmente aprendió a pulsar la guitarra. Aunque afirmaba que no tenía memoria, fue el músico con repertorio más extenso que hallé durante mis viajes por Tucumán y por otras provincias. Le grabé 51 piezas, pero se sabía muchas más, porque ejecutaba además con su violín todo el repertorio de bailes de ‘parejas enlazadas’ de moda en los salones de fines del siglo XIX”, cuenta Aretz en la publicación “Curiosidades de los hombres del Centenario”, del Centro Cultural Alberto Rougès.

Concluye Aretz: “Como cantor, poseía un amplio repertorio de tono, como se llamaba al canto de décimas glosadoras, canto que resultó constituir una especie particular, hasta entonces no descubierta. Son piezas únicas, típicas del entorno. Peralta me ejecutó tres para divertirme; las anunció como ‘Gracejos’. Y los definió como ‘cuentecillos en música para entretenerse cuando uno está en amigada’ ”.