Según un informe, el origen social pesa más que el mérito en el futuro laboral

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico revela que los adolescentes de entornos vulnerables tienen menos expectativas de acceder a la universidad.

TRABAJO Y JUVENTUD. El informe explica por qué los sueños de los adolescentes chocan con la realidad del mercado. / PEXELS TRABAJO Y JUVENTUD. El informe explica por qué los sueños de los adolescentes chocan con la realidad del mercado. / PEXELS
22 Agosto 2025

¿Qué pesa más a la hora de pensar en el futuro laboral: el esfuerzo en la escuela o el contexto en el que se nace? La última radiografía de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) proporciona una respuesta incómoda: las condiciones sociales y económicas determinan más los planes de los jóvenes que el rendimiento académico.

El informe, basado en los datos de PISA 2022 y publicado en 2025, incluye a más de 690.000 estudiantes de 81 países. Entre ellos, el 39% de los adolescentes de 15 años admite no tener claro a qué quiere dedicarse, un porcentaje que no para de crecer desde el año 2000. Y aunque muchos sueñan con profesiones de alto nivel en sectores como la medicina, el derecho o la ingeniería, la OCDE advierte que la mayoría no cuenta con el acompañamiento necesario para concretar esos objetivos.

Un obstáculo: la desigualdad

La desigualdad aparece con fuerza en los resultados: los jóvenes de entornos más vulnerables, incluso aquellos con buenas notas, confían menos en llegar a la universidad que sus pares de familias más acomodadas y con menor desempeño académico. Además, participan menos en actividades de orientación profesional y tienen menor acceso a información clave sobre el mundo laboral.

La distancia entre los sueños juveniles, y la realidad del mercado genera ansiedad y frustración. A esto se suma un fenómeno preocupante: las aspiraciones de los jóvenes se concentran cada vez más en un puñado de ocupaciones tradicionales. Sin embargo, la oferta laboral real no alcanza. En países como Inglaterra, por ejemplo, hay tres veces más adolescentes que quieren ser profesionales que los puestos que realmente existirán en esas áreas.

Falta de orientación vocacional

La OCDE señala que la clave está en fortalecer la orientación vocacional desde etapas tempranas, y en contacto directo con empresas y profesionales. Hoy sólo el 35% de los estudiantes participó en una feria de empleo y menos de la mitad realizó visitas a lugares de trabajo. Estas cifras caen aún más entre quienes provienen de sectores vulnerables, justamente los que más se beneficiarían de estas experiencias.

La conclusión es clara: nunca antes tantos jóvenes alcanzaron niveles educativos tan altos, pero aún quedan barreras para transformar ese capital en empleo real y digno. La organización insiste en que invertir en orientación laboral no debe ser un lujo, sino una prioridad, sobre todo para garantizar que la brecha social no defina, desde la adolescencia, el destino profesional de toda una generación.

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