Es tucumano y creó una tarjeta con todo el kit de geometría

Martín Cascales, profesor de matemática y física en dos colegios de Santiago del Estero, desarrolló la GeoMetriCard, una herramienta todo en uno que reemplaza regla, escuadra, transportador y compás.

GEOMETRIA EN EL BOLSILLO. Martín, el creador de la GeoMetriCard contó cómo su invento puede ayudar en el aprendizaje de matemática. gentileza martín cascales GEOMETRIA EN EL BOLSILLO. Martín, el creador de la GeoMetriCard contó cómo su invento puede ayudar en el aprendizaje de matemática. gentileza martín cascales

Cada vez que llegaba la hora de geometría, el profesor Martín Cascales notaba algo que se repetía una y otra vez: cuando era momento de trazar líneas, medir ángulos o dibujar circunferencias, muchos de sus alumnos no tenían los elementos básicos. Ni regla, ni escuadra, ni transportador. Sin embargo, casi todos llevaban en sus bolsillos la tarjeta del colectivo y la usaban para subrayar.

Ese detalle, tan cotidiano y aparentemente sin importancia, encendió una chispa. “¿Y si esa tarjeta que usan todos pudiera convertirse en una herramienta para hacer geometría?”, se preguntó. Así, en 2017, comenzó a dar forma a la GeoMetriCard: una tarjeta geométrica todo en uno, capaz de cumplir las funciones de regla, escuadra, transportador y compás en un solo objeto del tamaño de un documento.

El invento, que nació en su cabeza, fue perfeccionándose con la ayuda de sus propios estudiantes. Él diseñó los primeros prototipos y los alumnos, con la sinceridad que caracteriza a los adolescentes, señalaron lo que podía mejorar. “Me decían que la perforación no dejaba pasar una lapicera, pero sí un portaminas, o que los números estarían mejor ubicados en otro lugar. Fuimos ajustando cada detalle”, cuenta Cascales, en una entrevista telefónica con LA GACETA.

Martín, que tiene 50 años, nació en Tafí Viejo y cursó parte de estudios primarios y secundarios en la “Ciudad del Limón”. Luego se mudó a Santiago del Estero, donde actualmente es profesor de matemáticas y física en dos colegios secundarios.

Su pasión

Aunque siempre le gustó la matemática y la geometría, tardó varios años en descubrir que era su pasión. Le atraen los desafíos, el razonamiento y las miradas distintas para resolver un problema. Y esa visión distinta fue la que le permitió transformar una simple tarjeta en una herramienta que puede abrir posibilidades, despertar curiosidad y, quizás, cambiar la forma en que muchos chicos se acercan a la geometría, según describe.

Es tucumano y creó una tarjeta con todo el kit de geometría

“La GeoMetriCard primero fue una tarjeta transparente que conseguí en Buenos Aires. Hice hacer calcomanías que le ponía para simular lo que estaba impreso y así hacer las pruebas” detalla Cascales, que en 2018 se presentó en la convocatoria Innovar y logró terminar como finalista del concurso.

Ese fue el impulso que necesitaba. El invento salió del aula y empezó a llamar la atención de universitarios, sobre todo de quienes estudian ingeniería o arquitectura, que encontraron en su portabilidad y funcionalidad una herramienta ideal para trabajar con planos.

Desde hace siete años, sigue haciendo mejoras y buscando la forma de hacer que la tarjeta se pueda producir a gran escala. Martín no se conforma. Tiene un sueño más grande: que el diseño se incorpore a todas las tarjetas de transporte público del país, para que cada estudiante pueda llevar su útil de geometría en el bolsillo, sin costo alguno. “Sería el objetivo máximo”, confiesa el docente.

- ¿Qué destacás de esta experiencia de crear algo junto con tus alumnos?

- La creación de la GeoMetriCard fue en constante feedback con mis alumnos. Incluso el nombre lo decidimos entre todos en el pizarrón. Cuando uno como docente les da la posibilidad de hacer algo nuevo, los chicos se suman. Creo que el gran desafío es tratar de salir de la estructura que tiene nuestro sistema educativo, en el que para pasar la primaria o de curso vos lo único que tenés que hacer es repetir cosas de memoria y de esa manera aprobar. Si uno invita al alumno a tratar de razonar, de pensar, de disfrutar el hecho de resolver y de todo el proceso, seguramente tendríamos estudiantes con mucha más curiosidad, con más ganas de interesarse por las cosas. Nuestro sistema educativo requiere una transformación profunda, no sólo cambiar el nombre a las materias. Es un cambio mucho más profundo. A veces criticamos que nuestros jóvenes no quieren aprender. No podemos decir eso si vemos que nosotros como adultos, hablo de toda la sociedad, también queremos que sea todo fácil.

- ¿Qué devoluciones te hacen cuando alguien accede a la GeoMetriCard?

- A los chicos que les gusta la matemática, la adoptan en el acto porque ven todas las funcionalidades instantáneamente. Incluso le encuentran más usos de los que yo le he diseñado. También la utilizan estudiantes de ingeniería civil o arquitectura. Y los que no son curiosos, le encuentran la practicidad de que entra en la cartuchera o en la billetera y la pueden llevar a todos lados.

- ¿Recordás algún comentario que te hayan hecho y que te haya impactado?

- El mensaje de una profesora de Córdoba que, luego de comprar la GeoMetriCard, me escribió que se siente como niña pequeña con tanta hermosura, practicidad y claridad que tiene. Me emocionó al escribirme: “ojalá todos los niños tengan una GeoMetriCard en sus cartucheras, ojalá todos los grandes las tengan en sus vidas”. Es algo que me ha dejado sorprendido porque obviamente uno piensa que esta tarjeta es para el aula, para los chicos, para resolver las cuestiones geométricas. Pero el impacto que tiene es tratar de ver la matemática de otra manera, en lo cotidiano, lo que hacemos más allá de la escuela. Yo creo que ese es el gran desafío que tenemos en la educación, tratar de que los chicos puedan vivir lo que aprenden en aula como algo productivo que les sirve para su día a día.

Intentos fallidos

Cuando le preguntamos por qué eligió ser docente, Martín confiesa que no fue una decisión lineal ni tomada a temprana edad. El camino de este profesor estuvo lleno de giros, intentos y cambios de rumbo antes de encontrar su vocación. “Pasé por muchas carreras antes de llegar a la docencia. No fue algo que elegí al salir de la secundaria, sino cerca de los 28 o 30 años, ya casado y trabajando. Un día dije: ‘empiezo esta carrera y la termino’. Venía de probar cosas que creía que me gustaban y después dejaba, y sentí que ya no tenía tiempo para seguir probando”, recuerda este tucumano, que hizo parte de su secundaria en el Colegio Comercial de Tafí Viejo. Después de repetir cuarto año, rindió libre quinto y se recibió. Primero estudió ingeniería química y luego magisterio. Aunque hasta entonces, nada lo convencía.

Años después, al terminar el profesorado de física y matemáticas en Santiago del Estero, su idea de lo que sería estar frente a un aula distaba mucho de la realidad que vive hoy. “Si me preguntás si lo que imaginaba hacer es lo que hago, te diría que casi nada. La formación docente que recibí era muy estructurada, con procedimientos claros y necesarios, pero no me enseñaba a generar proyectos como los que hoy hago con mis alumnos”, explica.

Para él, la clave está en conectar con los estudiantes, partir de sus intereses y encontrar un punto medio entre lo que necesitan aprender y lo que despierta su curiosidad. “Hay que ver qué les interesa para empezar a trabajar, lo que ellos quieren y pueden aprender. Y obviamente que le tenés que dar algunos contenidos que son necesarios aunque no les guste, pero tiene que haber un punto de contacto, un punto medio”, resalta.

Satisfacción

“Me gusta la física, me gusta resolver problemas e inventar cosas, pero no sabía que eso podía tener impacto en la docencia. Ser matemático no es lo mismo que ser profesor. Son dos cosas distintas”, aclara Martín.

Tras más de 13 años en el aula, tiene claro cuál es su mayor satisfacción. No es que sus estudiantes aprendan fórmulas o teorías, sino que al llegar el último día de clases se lleven algo distinto de lo que trajeron el primero: nuevas miradas, experiencias, ideas. “Si logro que se vayan transformados, yo soy feliz”, dice. Y aunque no todos los casos son iguales ni siempre se consigue el objetivo, cuando sucede, el esfuerzo y las dudas que tuvo para encontrar su vocación encuentran sentido, asegura.

“Me gusta seguir en contacto con mis alumnos. Lo importante es haberlos ayudado a ver el mundo de una forma distinta y después ellos harán o no lo que tengan que hacer, pero el saber que les he podido mostrar algo diferente para mí es una misión cumplida”, concluye.

Cómo funciona: una herramienta con cuatro colores para distinguir cada una de las cinco utilidades

GeoMetriCard tiene cinco utilidades en una. Posee cuatro colores para distinguir sus funciones. El negro para regla y escuadra, el rojo para transportador, el azul para compás y el verde para plantilla de figuras. Martín Cascales, su creador, asegura que es sencillo aprender a usarla, especialmente si sabemos utilizar los útiles de geometría. A lo largo de siete años, la tarjeta -que se produce de forma artesanal y se imprime igual que una tarjeta de crédito- se ha vendido en casi todo el país, salvo en San Juan, San Luis y Formosa. También recibió pedidos desde Brasil, Uruguay, México y España. Su idea es que la GeoMetriCard se pueda imprimir en las tarjetas de colectivo de todos los municipios y de esta manera los chicos que van a la escuela en el transporte público tendrían sus útiles impresos en la tarjeta. Con ese objetivo, ya presentó el proyecto en Buenos Aires y en Santiago del Estero.

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