UNA RACIÓN. Los especialistas recomiendan comer garbanzos a diario para disminuir el colesterol. FOTO TOMADA DE RECETASDECOCINA.COM
La preocupación por el cuidado de la estética y de la salud ha crecido de forma notable, llevando a millones de personas a adoptar rutinas más activas y a cuidar con mayor atención su dieta. Entre los objetivos más recurrentes está el control del colesterol, especialmente del tipo LDL, conocido como “colesterol malo”, que representa un riesgo para el sistema cardiovascular si sus niveles se elevan, sobre todo después de los 40 años.
Expertos en nutrición señalan que una alimentación equilibrada es clave para prevenir y revertir esta condición. Lo que muchos desconocen es que, más allá de las medidas habituales, incorporar legumbres en la alimentación diaria puede marcar una diferencia significativa.
¿Qué es el colesterol, ese enemigo silencioso?
El colesterol es una sustancia grasa indispensable para el organismo, ya que interviene en la formación de hormonas y vitamina D. Sin embargo, cuando se acumula en exceso como colesterol LDL, puede adherirse a las paredes de las arterias y favorecer la aparición de aterosclerosis y otras enfermedades cardiovasculares. Por ello, es vital mantenerlo bajo control mientras se potencia el HDL, o “colesterol bueno”.
Tal como advierten los cardiólogos, “el colesterol malo” debe combatirse desde los hábitos, ya que estos inciden directamente en el riesgo cardiovascular.
Las legumbres como herramienta preventiva para el colesterol
La ciencia respalda cada vez más la importancia de las legumbres para la salud del corazón. Distintas investigaciones han demostrado que su consumo frecuente contribuye a reducir el colesterol LDL, gracias a su alto contenido en fibra soluble, que ayuda a atrapar y eliminar el exceso de grasas en el organismo.
Además, aportan entre un 20% y un 25% de proteínas vegetales, lo que las convierte en una alternativa nutritiva para disminuir la ingesta de proteínas animales sin perder calidad en la dieta. Por si fuera poco, generan saciedad prolongada y favorecen el tránsito intestinal.
“Consumir una ración de legumbres al día puede bajar el colesterol sin necesidad de medicamentos”, sostienen nutricionistas, quienes recomiendan añadir garbanzos, lentejas o porotos como guarnición en el almuerzo o incluso incorporarlos en ensaladas y sopas.
Algunos cambios en la dieta para conseguir un gran impacto
La estrategia para mantener a raya el colesterol no se limita a sumar alimentos beneficiosos, sino también a reducir aquellos que pueden elevarlo. Especialistas sugieren evitar quesos curados y embutidos en el desayuno, optando por aguacate, atún, sardinas o hummus.
Otros consejos incluyen ingerir 30 gramos diarios de nueces por sus grasas saludables y esteroles vegetales, además de elegir agua en lugar de vino para acompañar las comidas, ya que, pese a la creencia popular, el alcohol no es recomendable en casos de colesterol elevado.
En este contexto, las legumbres no solo se consolidan como un recurso económico y versátil, sino como un auténtico escudo protector para el corazón. La evidencia es clara: integrarlas de forma habitual en la dieta puede mejorar la salud cardiovascular y reducir los riesgos asociados a niveles altos de colesterol.










