
¿Qué pasará con el caso de Diego Fernández Lima?

Diego Fernández Lima fue visto por última vez por Villa Urquiza un 26 de julio de 1984, un día de semana. Ya había asistido a clases por la mañana, almorzado con su mamá al mediodía y le había pedido plata para ir a visitar a su amigo a pocas cuadras de casa. Pero después de esa salida, su familia no supo más y por 41 años, el paradero del joven de 16 años no era más que un misterio.
Pero el 20 de mayo de 2025, en un patio lindante al pintoresco chalet en el que vivió Gustavo Cerati, unos restos óseos resolverían las inquietudes con una lamentable respuesta. Identificaron el cadáver con el ADN de Diego y las incertidumbres se multiplicaron. Entre las preguntas está la posibilidad de hacer justicia, en el caso de que se confirme que se trató de un crimen y se encuentre al sospechoso.
Presunto homicidio y un sospechoso
Por ahora, los indicios apuntan a que se trató de un homicidio. “Hay marcas en el cuerpo que se corresponden con una muerte violenta y un intento de descuartizamiento“, señaló a Infobae Mariella Fumagalli, la directora del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) que participó del proceso para identificar a Diego.
En los últimos días ya se apuntó a un sospechoso. Se trata de Cristian Graf, excompañero de colegio de la víctima y quien vivió junto a su familia en la vivienda vecina a la casona de Gustavo Cerati, en el barrio porteño de Coghlan. Actualmente la casa pertenece a los Graf. El padre de familia murió hace años, pero su esposa de 90 años aún vive y su hijo de 56 años también se volvió a mudar allí.
Las conjeturas aún quedaron en ese plano. El fiscal Martín López Perrando, quien está a cargo de la investigación, aún no los llamó a declarar pero se espera que ocurra en los próximos días. Por lo pronto ellos no presentaron abogado.
¿Podría haber una condena?
Pero el marco de acción de la ley parece ser bastante limitado y la posibilidad de impartir las sanciones correspondientes son casi nulas, porque desde el presunto crimen pasaron 41 años, mucho más de los establecidos como plazo máximo para la prescripción.
Así el presunto homicida podría quedar impune porque el caso ya está prescripto hace casi 20 años. Según indicó el diario Perfil, la Justicia de nuestro país no persigue in aeternum un delito. En el artículo 67 del Código Penal se indica que la prescripción implica la extinción de la acción penal por el paso del tiempo, impidiendo que se pueda perseguir y sancionar al infractor. Los plazos de prescripción varían según la gravedad del delito, y es de 12 años para homicidios simples y de 15 para homicidios agravados -que implican prisión perpetua-.
Excepciones y un impulso de ley
Sin embargo, existen algunas excepciones y la prescripción puede suspenderse si el acusado hubiera cometido o sido condenado por un delito años más tarde, o si el involucrado ejercía una función pública (por ejemplo, ser miembro de una fuerza de seguridad). Los hechos de lesa humanidad cometidos por la fuerza del Estado, también es un crimen imprescriptible en nuestro país.
Para evitar esto, el hermano de la víctima, Javier, adelantó a Infobae que buscará impulsar una “Ley Diego”, inspirada en la “Ley Piazza”, que extiende los plazos de prescripción del abuso sexual en la infancia.
En este caso, la iniciativa apuntaría a los casos de desapariciones: “Me encantaría que sirva a otros familiares de desaparecidos. Que la ley vaya con todo el peso, que paguen por el daño que hicieron”.








