Matías Napoli Escalero / Especial para La Gaceta
A veces, el fútbol premia la paciencia. No siempre con un gol, ni con un festejo multitudinario. A veces, la recompensa llega en forma de una planilla. Una lista. Un nombre escrito entre los titulares. Para Lautaro Godoy, ese momento llegó dos veces en 2025. Primero, contra Boca, por la Copa Argentina. Después, frente a Riestra, en una de esas canchas en las que hay que poner más que talento. Fueron sus primeros dos partidos desde el arranque con la camiseta de Atlético. Y para él, cada uno fue un paso hacia adelante.
Tranquilo, sereno, enfocado. Así vive este presente el mediocampista de 22 años, que supo esperar su oportunidad con el profesionalismo de quien entiende que en el fútbol, como en la vida, todo llega si se trabaja en silencio. “Cuando me vi en la planilla entre los once, sentí una emoción enorme. Pero también estaba muy tranquilo, porque sabía que me había preparado para eso”, contó en diálogo con LA GACETA.
Lucas Pusineri lo eligió para integrar un mediocampo nuevo, con Kevin Ortiz como volante central y Adrián Sánchez en el otro costado. Un triángulo de recorrido corto pero de buenas intenciones. Contra Boca, funcionó: presión ordenada, circulación rápida y participación activa. Godoy mostró lectura de juego, capacidad para alternar funciones y, sobre todo, una templanza poco habitual para un debutante en un partido tan cargado. No se lo notó nervioso. Se lo notó parte.
“Fue un triunfo muy especial. Jugar contra Boca, de titular, y enfrentarte a jugadores como (Leandro) Paredes o (Edinson) Cavani... Es algo que no se olvida más”, reconoció, con la sonrisa calma de quien pisa firme, sin perder el eje. A ese partido lo soñó muchas veces, pero no lo romantiza. Sabe que fue una gran noche, pero también que lo verdaderamente importante empieza después: mantenerse.
El segundo paso fue más áspero. Contra Riestra, en el Bajo Flores, Atlético cayó por 1-0 y no logró imponer condiciones. La cancha chica, el juego friccionado y el rival intenso complicaron al equipo. Godoy lo sintió, como todo el mediocampo. Pero incluso en ese contexto, dejó en claro que no se esconde.
“Nos sentimos cómodos los tres en el medio, con Adrián y Kevin. Hace poco que jugamos juntos, así que todavía nos estamos adaptando, pero vamos mejorando partido a partido. El otro día fue un partido más de choque, sin tanto juego, en una cancha chica. Nos costó un poco más, pero el segundo tiempo lo hicimos bien. Y bueno, hubo ese penal que fue dudoso, pero ya está”, explicó.
Godoy empieza a escribir su historia en una zona del campo donde sobran nombres: Kevin López, Guillermo Acosta, Franco Nicola, Lucas Román, entre otros. Todos con rodaje, con historia en el club o en el fútbol argentino. Pero la competencia no lo intimida. Al contrario: lo estimula. Sabe que en el plantel hay jerarquía, pero también oportunidades.
“Creo que eso es lo que te mantiene despierto. Sabés que cualquiera puede tener su oportunidad, entonces llegás al partido sin saber si vas de titular o no. Y eso te obliga a prepararte de la mejor manera toda la semana”, explicó.
En tiempos de vértigo, su calma se vuelve una virtud. Pusineri lo nota. El cuerpo técnico también. En la pretemporada lo probaron como doble cinco, y esa versatilidad lo hizo escalar. Porque Lautaro puede ser el que recupera o el que inicia. Puede retroceder o presionar arriba. Puede ser apoyo o salida.
Su perfil táctico, sumado a su inteligencia para leer el juego, lo convierte en una pieza interesante para el funcionamiento colectivo.
El sueño, claro, está en seguir creciendo. En afirmarse. En jugar como titular en el Monumental José Fierro. “También lo pensé. Ojalá se dé pronto. Y si no, hay que seguir trabajando para que llegue el momento”, dice con madurez.
Godoy, de este modo, está viviendo sus primeros días como futbolista profesional. Y aunque el camino recién comienza, ya mostró que está preparado. Porque cuando la oportunidad lo llamó, no titubeó. Porque entendió que no alcanza con soñar: hay que estar listo cuando te toca. Y él lo estaba.







