Una mirada sobre los afectos y las relaciones

“Cómo hablar con un gato (y que le importe)” es el unipersonal de Maximiliano Caldez que se presentará en el Centro Virla. Recuerdos de infancia y la búsqueda de la identidad con humor y música.

BÚSQUEDAS. Maximiliano Caldez buceó en su infancia para encontrar su cotidianeidad actual. BÚSQUEDAS. Maximiliano Caldez buceó en su infancia para encontrar su cotidianeidad actual.
03 Agosto 2025

Canciones en vivo, humor ácido, ternura brutal y una mirada sensible sobre el amor, la identidad y lo cotidiano conforman el unipersonal “Cómo hablar con un gato (y que le importe)”, que se estrena hoy en el Centro Cultural Virla (25 de Mayo 265) a las 20.30.

Con dramaturgia y actuación de Maximiliano Caldez, la obra discurre en un diálogo con su mascota Rufián, lo que le permite reconstruir escenas de su vida para comprender cómo habitamos lo afectivo desde la vulnerabilidad y lo cotidiano, la salud mental, la identidad queer y los vínculos afectivos. El equipo creativo lo completan Franco Ochi en música original intepretada en vivo; Luciana Morales en dirección y voz en off y Tatiana Valdez en producción.

“La obra nació como un impulso poético. Empecé escribiendo escenas sueltas, recuerdos, imágenes, conversaciones que nunca tuve o que hubiera querido tener. Después entendí que había una estructura posible: no lineal, no cerrada, pero sí emocionalmente clara, que gira alrededor de la idea de una conversación personal con un gato, que en el fondo es con uno mismo. El trabajo fue encontrar una forma de contar que no sea solo catarsis personal, sino también una invitación al público a mirar(se) a sí mismo”, explica “Maxi” a LA GACETA.

- ¿A veces es más fácil hablar con una mascota que con otra persona?

- Totalmente. Con Rufián, el gato de la obra, hablo sin filtro. No me interrumpe, no me juzga. A veces es un espejo, otras un refugio. Juego con esa idea: de que podemos poner en su figura una escucha que no encontramos tan fácilmente en el afuera. En el ida y vuelta de palabras, está la posibilidad de la construcción de un vínculo también.

- ¿Tu propuesta es una historia individual con proyección colectiva?

- Sí. Empieza desde lo íntimo, desde la primera persona, pero siempre con la idea de que eso puede resonar en otres. Porque muchas de las cosas que cuento, como el miedo, la ansiedad, el deseo de ser escuchado, la ternura, la falta, son comunes a todos. No hay nadie que no haya sentido algo parecido en algún momento.

- La definís como biodrama. ¿Qué aspectos de tu vida recreás?

- Tiene procedimientos del biodrama, pero no en el sentido documental. Hay situaciones, emociones, personajes que tienen que ver con mi vida, pero siempre pasadas por un filtro poético, dramático y escénico. Hablo de mi infancia, de mis recuerdos, de cómo es crecer en una sociedad que todavía hoy se siente hostil, y cómo trabajamos para transformarla en un mundo más amable. Y también de los vínculos: con mi familia, con mi gato, con lo que no se dice.

- ¿Por qué debería importarle al otro tus palabras?

- Esa es una gran pregunta ¿Qué pasa si el otro realmente escucha? ¿Si mis palabras llegan y no rebotan? El título es una especie de deseo: que haya alguien del otro lado que escuche de verdad. Que lo que digo, lo que sentimos, lo que vivimos, importe. Que haya en los vínculos y relaciones, un valor. Las personas debemos darle importancia a las relaciones que construimos con nuestra familia, amigos o parejas, porque son lo que nos sostienen en el cotidiano.

- ¿Cuál es el valor de la música en la puesta?

- La música no acompaña, es parte del corazón de la obra. Las canciones fueron compuestas especialmente y aparecen como estallidos emocionales, pausas o momentos en donde lo que no se puede decir con palabras se dice cantando. Franco hace un trabajo hermoso y sensible en vivo junto a Luciana, en construir ese lenguaje musical que se va entramando con los textos. Fue un trabajo colectivo, de mucha escucha. Y muy cuidado en cada detalle. Y Tatiana no sólo trajo la estructura de la producción, sino que además nos aportó desde su mirada y conocimiento artísticos a conceptualizar y encontrar el sentido de lo que construimos.

- ¿Qué está significando esta obra en este contexto social y político?

- Es una propuesta de invitar a los espectadores a mirarse hacia adentro, sobre cómo nos relacionamos, cómo construimos nuestro cotidiano. La obra se posiciona desde el arte como un lugar para hacer nuevos sentidos con la realidad. Hablar de identidad, de afectos, de ternura, es una manera de ponernos a reflexionar en colectivo. En tiempos donde se cuestionan derechos básicos, ocupar un escenario con una historia sensible también es una forma de resistencia. Una forma poética, sí. Pero no menos potente.

- ¿Por qué se anuncia como única función?

- Porque hacer teatro independiente hoy implica un nivel de autogestión muy grande. Esta función es el resultado de mucho esfuerzo y mucho amor de todo el equipo. Queremos que sea un encuentro especial, una noche única. Y también porque es la única fecha que tenemos agendada por ahora, así que es la oportunidad para venir a vernos.

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