Le cortan el pelo a los jugadores de San Martín y viajaron para alentar contra River Plate

Tomás y Lautaro llevan cinco años cortando el pelo a los jugadores. Esta vez, además del trabajo, armaron la caravana y se sumaron al aliento en Santiago del Estero.

Le cortan el pelo a los jugadores de San Martín y viajaron para alentar contra River Plate Foto de Diego Araoz/LA GACETA.

Mientras en el Picódromo la hinchada de San Martín desplegaba banderas, cocinaba el tradicional asado y calentaba la voz para enfrentar a River por Copa Argentina, dos hinchas vivían la previa desde otro lugar. Lautaro Paz y Tomás Garnica, amigos y peluqueros, son parte de un ritual diferente: cortan el pelo a los jugadores del plantel profesional. Su historia nació del amor por el club y creció al ritmo de las máquinas, entre cortes, viajes y una admiración que nunca disimulan.

Todo empezó hace cinco años, cuando Tomás, fanático desde los siete años, fue invitado por Juan Orellana a una concentración. “Esa noche le corté solo a él. A la mañana siguiente ya me llamaban tres más. Estaban Ariel Chávez, José Luis Sinisterra e Ignacio Arce. Imaginate, para mí eran una banda”, contó con emoción. Desde entonces, fue sumando vínculos con cada plantel, ganándose un lugar desde la humildad. “A medida que pasaban las temporadas y cambiaban los jugadores, yo me iba adaptando. Siempre con respeto y mucha admiración hacia ellos”.

El proyecto tomó fuerza durante la pandemia, cuando él y su amigo Lautaro comenzaron a cortar juntos. Lo que nació como una salida laboral se transformó en algo más profundo. “Con 'Lauti' venimos buscando esto desde hace tiempo. Hoy somos parte del día a día del club que amamos. No lo vivimos como un trabajo más, es algo muy especial”, explicó Tomás. Desde entonces, no se perdieron una concentración. “Desde la final con Aldosivi en Santa Fe no nos separamos más. Con él arrancamos y con él proyectamos todo lo que viene”.

Lautaro lo vive de la misma forma. Sabe que el trabajo los acercó a sus ídolos, pero nunca dejaron de ser hinchas. “No separamos lo laboral de lo pasional. Todo va de la mano. Venimos a la previa, vamos a la cancha, alentamos como cualquiera. Solo que además, estamos en el vestuario, con ellos, siendo parte”, explicó. “Te hace sentir bien estar en ese ambiente. Los jugadores nos respetan, saben que lo hacemos con cariño”, agregó.

Entre máquinas, abrazos y fe

Entre los tantos abrazos que se cruzaron esa tarde en el Picódromo, también estaba el de Víctor Garnica, amigo del grupo desde la infancia, reencontrado gracias al fútbol. “Yo vivía en el campo, en Garmendia. Nos conocimos en la escuela. Hoy lo hemos vuelto a ver acá y estamos compartiendo como si no hubiera pasado el tiempo”, contó emocionado. La ilusión, como siempre, estaba intacta. “San Martín es San Martín. Y la gente lo apoya porque lo ama. Más allá de los jugadores o los técnicos, esto se trata de amor puro por el club”.

Así viven ellos, los hinchas con máquina en mano y corazón en la camiseta. A veces, emocionados desde la tribuna al ver sus propios cortes. A veces, corriendo contra el tiempo en una concentración. Siempre firmes, con un propósito claro: ser parte. “Esto que estamos viviendo no lo vivimos nunca más. Queda para toda la vida”, dijo Tomás. Y ahí están: retratando con navaja y pasión la identidad de un club que se lleva en la cabeza, pero sobre todo, en el alma.

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