Más del 65% de los niños atendidos por accidentes de tránsito viajaba en moto
Una familia entera destrozada. Una madre internada en estado delicado en el Hospital Padilla, su bebé recién nacido tras un parto de urgencia a los seis meses de gestación, y tres niños ingresados al Hospital de Niños. El accidente vial que los involucró aún conmociona a Tucumán y expone una realidad que se repite cada semana: la tragedia cotidiana del tránsito.
La directora del Hospital de Niños, Inés Gramajo, dialogó con LA GACETA Central, de LGPLAY brindó un parte médico y alertó sobre una cifra que debería encender todas las alarmas: en lo que va del 2024, el hospital recibió 616 niños heridos por siniestros viales, de los cuales 411 viajaban en moto, es decir, el 66%.
A continuación, transcribimos parte de la entrevista. Para más detalles, mirá y escuchá el video.
—¿Qué nos puede contar sobre el estado de salud de los niños involucrados en el accidente vial que conmocionó a la provincia?
—Recibimos a los tres niños producto de ese siniestro. El varón de 5 años fue dado de alta el domingo. Estaba estable, con pautas de alarma, pero bien. Las dos nenas siguen internadas. La de 4 años presenta un edema en la cara, en el lado derecho, con el ojito cerrado. Hoy la vi, ya lo abre, está muy bien, conversa, está tranquila. Prefiero que esté controlada por cirugía, clínica y oftalmología. Probablemente para el fin de semana ya se pueda ir de alta.
—¿Y la nena de 8 años?
—Fue la más afectada. Tenía un hematoma extradural. Fue intervenida de inmediato por la neurocirujana, la doctora Marta Coroleu. Salió de terapia intensiva y ahora está en sala clínica. Está evolucionando muy bien, sin signos de hipertensión craneana. La doctora la controla a diario. Si todo sigue así, podría irse de alta en los próximos días.
—¿Cómo impactó este caso dentro del hospital?
—Es un caso que duele. Estamos hablando de una madre que sigue delicada, de tres niños más un bebé que nació prematuro. Es una familia desarmada. Eso nos tiene que hacer reflexionar como sociedad. Hay que cuidarse, cuidar a los niños y a los adultos. El casco salva vidas. Parece reiterativo, pero no podemos dejar de insistir.
—¿Qué dicen las cifras respecto a siniestros viales que involucran a menores?
—En 2024 atendimos a 616 menores lesionados en accidentes de tránsito, de los cuales 411 venían en moto. Es decir, el 66%. Y este año, ya registramos 318 casos, con 208 niños en moto. No está descendiendo. Hay que trabajar muy fuerte en prevención.
—¿Eso es mucho para el hospital?
—Sí. El hospital recibe muchos más ingresos, pero una vida ya es importante. No nos podemos permitir mirar para otro lado. Hay que educar y prevenir.
—¿Cómo es el proceso de alta para estos pacientes?
—Depende del caso. No damos el alta hasta estar seguros de que el niño puede seguir siendo controlado en su casa. A veces los padres quieren llevarlos antes, pero explicamos que eso no es posible. También depende si son de zonas alejadas. Y, por supuesto, del tipo de lesión. Los traumatológicos suelen requerir más tiempo.
—¿Las lesiones pueden dejar secuelas aunque el niño sea dado de alta?
—Sí. En este caso no esperamos secuelas, pero la evolución es día a día. Lo importante es que están recibiendo el seguimiento adecuado. También quiero destacar el accionar de la salud pública. Tres hospitales actuaron de forma coordinada y rápida. Esos primeros minutos, los “minutos de oro”, son clave para el futuro del paciente.
—¿Qué reflexión deja este caso?
—Que la prevención debe ser una política pública activa. Usar el casco, respetar las normas, llevar solo dos personas por moto. Y entender que cada accidente es una historia truncada. Hoy esta familia está luchando por volver a armarse. No esperemos a que nos toque de cerca para hacer algo.






