Fausto Grillo, el defensor que cruzó el mundo y que eligió Atlético Tucumán para volver a ser él

Jugó en siete países, fue padre, se reinventó y ahora apuesta por el “Decano” para reencontrarse con su mejor versión. Humildad, experiencia y convicción, las claves de su camino.

EN FAMILIA. Fausto Grillo llegó a Tucumán, junto con su familia, para sumarse al equipo dirigido por Lucas Pusineri EN FAMILIA. Fausto Grillo llegó a Tucumán, junto con su familia, para sumarse al equipo dirigido por Lucas Pusineri ./Instagram @faustrogrillo37
30 Julio 2025

Por más que no le guste hablar de sí mismo en tercera persona, Fausto Grillo sabe que su historia merece ser contada. No por vanidad, sino por el recorrido: jugó en siete países, cruzó océanos, se formó en Vélez, maduró en Europa, resistió en Sudamérica, fue padre y se reinventó. Y ahora, en el norte argentino pretende volver a ser él.

No el lateral que le tocó ser por necesidad en Belgrano, tampoco el joven que partió con ilusiones al viejo continente; sino el zaguero zurdo, firme y silencioso, que con serenidad y oficio viene a sumar desde el lugar que le toque en el “Decano”.

Llegó a Tucumán hace apenas unos días con su familia y un bolso lleno de vivencias. “Me estoy acomodando, buscando casa, adaptándonos todos. Tengo un hijo chiquito, así que andamos con la rutina familiar a cuestas”, cuenta con una sonrisa serena. Y enseguida se permite un elogio al contexto: “Se nota la pasión del hincha. Me parece muy bueno que haya dos equipos fuertes en una misma provincia, eso potencia todo lo futbolístico. Se respira fútbol acá”.

Grillo no promete fuegos artificiales. No vende humo. No se presenta como figura rutilante ni como solución mágica. Su estilo es otro: mesura, compromiso y una honestidad que se nota en cada frase. “Soy una persona sencilla que viene con mucho recorrido. Ya estoy readaptado al fútbol argentino, después de mi paso por Europa y de haber vuelto este año a Belgrano”, explica. Allá fue titular casi todo el semestre, aunque muchas veces fuera de su hábitat natural. “Jugué de lateral izquierdo por la lesión de un compañero. Ricardo Zielinski me pidió que lo hiciera, y mi forma de ser me impide decir que no. A veces uno se expone, pero valoro haber tenido rodaje. Eso me sirvió para volver a tomar ritmo en este fútbol tan intenso”.

Ahora, en Atlético, su objetivo es claro: encontrar regularidad en su puesto original y aportar desde la experiencia. “Donde el técnico me necesite voy a estar. Obviamente me gustaría afianzarme como defensor central, que es donde me siento más cómodo, pero no tengo problema en sumar desde el lugar que sea. Siempre fui un tipo positivo, de tirar para adelante. Esa fue mi forma de ser en toda mi carrera”.

Ese perfil bajo contrasta con un currículum que impresiona. Jugó en siete países; siete culturas, siete formas de vivir el fútbol y de entender la vida. Pero no lo menciona como un trofeo. Lo hace con humildad, como quien carga una mochila llena de lecciones. “La experiencia me enseñó a adaptarme rápido, a leer los grupos, a entender el juego desde otro lugar. Ahora, con un poco más de recorrido, uno sabe que no alcanza sólo con lo físico o lo técnico. También hay que tener cabeza y actitud”, reflexiona.

En Atlético, el grupo lo recibió bien. “Ya nos sentimos parte”, dice, en plural, junto al Lucas “Pocho” Román, otro de los refuerzos recién llegados. La semana sin competencia será clave para acomodarse, conocer los tiempos del cuerpo técnico y empezar a entender la lógica de un vestuario que, pese a los altibajos, transmite energía competitiva. “Veo un equipo con muchas ganas, que sale a competir en todas las canchas. Lamentamos lo de Riestra, porque los chicos hicieron un gran partido. Para mí era un punto merecido”.

RECIÉN LLEGADOS. Lucas Román y Fausto Grillo son nuevos refuerzos de Atlético Tucumán RECIÉN LLEGADOS. Lucas Román y Fausto Grillo son nuevos refuerzos de Atlético Tucumán

Con Lucas Pusineri, por ahora, las charlas fueron más personales que tácticas. Pero el entendimiento irá creciendo con los entrenamientos. “Hablamos poco de lo futbolístico, eso se va dando con el correr de los días. Yo recién entrené una sola vez con el grupo”, aclara, aunque ya deja entrever una buena sintonía con el DT.

¿Y los objetivos? Grillo no esquiva la pregunta, pero tampoco se deja arrastrar por discursos grandilocuentes. “Queremos ser un equipo competitivo. Que dé pelea en todos los partidos. Y ojalá podamos clasificar a una Copa Internacional. Atlético ya lo hizo antes, y merece estar ahí. ¿Por qué no pelear también el campeonato? Es un torneo corto, si entrás entre los ocho todo puede pasar. Pero eso se va a ver con el correr de las fechas”.

Por ahora, su misión es más íntima: recuperar su lugar, reencontrarse con su mejor versión, ser útil para el equipo. Y disfrutar, después de tanto camino andado, este nuevo capítulo. Uno en el que Tucumán aparece como una oportunidad, como un punto de inflexión, como una tierra donde puede volver a echar raíces. El fútbol muchas veces no avisa. Pero Grillo ya está listo. No necesita presentación rimbombante. Le alcanza con mirar a los ojos y decir: “Estoy acá para sumar. Para competir. Y para volver a ser yo”. Fin. (Producción periodística: Carlos Oardi)

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