Javier Corbalán - Especial para La Gaceta
San Martín llegó a Salta como uno de los líderes del torneo, con la expectativa de sostener su lugar en lo más alto y seguir sumando fuera de casa, donde venía cosechando buenos resultados. Sin embargo, se topó con un Gimnasia y Tiro bien plantado, que le quitó la pelota lo dejó sin ideas. El “Albo” terminó imponiéndose por 2-0 con un planteo táctico inteligente y práctico.
El equipo dirigido por Ariel Martos nunca logró meterse en partido durante el primer tiempo. Gimnasia y Tiro supo explotar ese desconcierto con un medio campo que funcionó como un verdadero filtro, donde Matías Birge, Nicolás Rinaldi y Jonás Aguirre se encargaron de cortar el circuito de juego del rival y activar transiciones rápidas. A esto se sumó la permanente proyección de Fabricio Rojas por el sector derecho, quien terminó siendo clave en la jugada que desembocó en el primer gol del partido.
Fue justamente Rojas quien, en una de sus incursiones ofensivas, lanzó un centro que buscaba a Nicolás Contín, pero que finalmente fue desviado por Mauro Osores hacia su propio arco, descolocando a Darío Sand y poniendo el 1-0 para el conjunto local. Un gol con cierta dosis de fortuna, pero que reflejaba el mérito táctico de un equipo que había asumido el protagonismo desde la contención y la lectura de juego.
San Martín, por su parte, mostró una preocupante desconexión entre líneas. Aaron Spetale y Juan Cruz Esquivel quedaron completamente aislados, sin contacto real con un mediocampo apagado y sin peso. Jesús Soraire no logró ejercer como conductor, Gabriel Hachen pasó inadvertido, y Matías García apenas tuvo participación en la recuperación. Nicolás Castro flotó sin rumbo claro, casi sin intervenir en el juego. Todo esto facilitó el trabajo defensivo de Gimnasia y Tiro, que neutralizó con solvencia cualquier intento del “Santo”.
Extrañamente, el planteo de Ariel Martos fue para especular y lo pagó caro, cuando intentó corregir algunas piezas, ya era demasiado tarde. Esta vez no hubo atajadas espectaculares de Sand, ni contragolpes letales. A San Martín le llegaron dos veces y le convirtieron dos goles, por el contrario. El “Santo” jugó muy lejos del arco rival con un planteo inofensivo.
El segundo tiempo trajo un cambio inmediato con el ingreso de Franco García por Matías García, pero el resultado fue similar: escasa gravitación, nula asociación y un equipo que no encontró caminos para inquietar a Federico Abadía, que terminó el partido sin intervenciones destacadas. El arquero local fue un espectador más, evidencia clara de lo inofensivo que fue San Martín en ataque.
Cuando se intuía una reacción del equipo tucumano, llegó el segundo golpe. José Méndez, que había ingresado activo y escurridizo, desbordó con facilidad y lanzó un centro quirúrgico para Reyanga, quien apareció por detrás de todos y definió con clase para sentenciar el partido. El 2-0 fue una estocada definitiva para un San Martín que ya mostraba signos de resignación.
La expulsión de Gonzalo Rodríguez, una acción marcada por la impotencia, terminó de sellar una noche para el olvido. Con uno menos y sin respuestas desde el banco, San Martín solo pudo esperar el pitido final, mientras veía cómo Gimnasia y Tiro se le acercaba peligrosamente en la tabla.
En los últimos minutos, con los ingresos de Ulises Vera y Juan Cuevas, el “Santo” intentó con centros generar peligro, pero no hubo caso. Gimnasia jugó los últimos minutos con tranquilidad, dejando correr el reloj, esperando que Nahuel Viñas marque el final.
Con esta derrota, San Martín se queda con 39 puntos, igual que Atlanta, que aún debe jugar el lunes, mientras que Gimnasia y Tiro suma 36 y se mete de lleno en la pelea. A esto se suma la expectativa por el rendimiento de San Miguel (también con 36 puntos), que enfrenta a Arsenal el domingo.
Además, el “Santo” ha postergado su partido frente a Deportivo Maipú por su compromiso ante River en Copa Argentina, por lo que podría dejar de ser líder cuando vuelva a competir por la Primera Nacional, dentro de dos semanas. Deberá entonces empezar a remar desde atrás, con la esperanza de que ese encuentro pendiente se convierta en su carta ganadora.
San Martín volvió a quedar en deuda. Si bien había demostrado cierta solidez jugando fuera de casa, las últimas derrotas, incluyendo la caída ante Güemes, empiezan a generar dudas sobre su consistencia en el tramo más exigente del torneo. Y en una categoría tan pareja, cada tropiezo puede costar caro en la lucha por el ascenso directo.







