Ozzy Osbourne murió a los 76 años
Ozzy Osbourne, el emblemático líder de Black Sabbath murió este martes a los 76 años, tres semanas después de darle cierre a su carrera en los escenarios. Meses antes de su último concierto, la icónica figura del heavy metal había pronunciado una inquietante premonición sobre su propia muerte. ¿Qué dijo?
En 2023, Ozzy Osbourne había desmentido categóricamente los rumores de retiro que surgieron a raíz de la cancelación de varios conciertos debido al deterioro de su salud, durante una conversación con Rolling Stone. En esa charla, el músico manifestó su anhelo de volver a los escenarios, incluso por última vez: "Solo quiero estar lo suficientemente bien para hacer un show donde pueda decir: ‘Hola chicos, muchas gracias por mi vida’".
La escalofriante premonición de Ozzy Osbourne antes de su último concierto: ¿una despedida anunciada?
"Eso es lo que estoy buscando, y si me caigo muerto al final, moriré siendo un hombre feliz", fue la frase de Ozzy Osbourne en aquella entrevista con Rolling Stone que resonaría después de su sorpresiva muerte. Pese a no fallecer en un escenario, el músico regresó a las tablas el 5 de julio para el show "Back to the Beginning", que emocionó profundamente a sus seguidores.
Menos de tres semanas después de aquella presentación, marcada por los homenajes de colegas y fanáticos, Osbourne falleció en circunstancias que inevitablemente evocaron sus propias palabras sobre su final. Aquel show se convirtió en el espectáculo en vivo más convocante en la historia del streaming. Durante la transmisión, 5,8 millones de espectadores se conectaron en simultáneo desde distintos dispositivos.
Ozzy Osbourne: la Lucha del Príncipe de las Tinieblas contra sus enfermedades y adicciones
La vida de Ozzy Osbourne en sus últimos años estuvo signada por un deterioro físico constante y variadas complicaciones de salud. En enero de 2020, anunció que padecía Parkinson en estadio 2, una condición crónica que, si bien presentaba altibajos, no era terminal, según aclaró su esposa, Sharon Osbourne.
A este diagnóstico se le sumaron a las secuelas de un grave accidente de cuatriciclo en 2003 en su residencia de Buckinghamshire, que resultó en una fractura cervical, clavícula rota, seis costillas fracturadas y hemorragias pulmonares, lo que implicó la colocación de varillas metálicas para estabilizar su columna.
Además, un accidente doméstico en 2019, al caer en el baño, obligó a Osbourne a someterse a sucesivas intervenciones quirúrgicas, acumulando al menos 15 tornillos en la columna y necesitando fisioterapia ininterrumpida para conservar cierta movilidad.
Además del Parkinson y las secuelas de sus lesiones, también sufrió secuelas de neumonía en 2019, lo que lo llevó a suspender conciertos y a un prolongado reposo médico.
A lo largo de su vida, el cantante también batalló con la dislexia y el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH), y desde los años 70, combatió el alcoholismo y la drogadicción. Si bien en 2024 reconoció no estar "completamente sobrio", aseguró haber dejado de beber.








