“Argentina necesita un Plan Marshall criollo para combatir la pobreza estructural”

Julio Picabea, coordinador del Observatorio de la Fundación León, planteó la necesidad de "una inversión estatal masiva". Su análisis.

21 Julio 2025

A pesar de que los últimos indicadores muestran una leve baja en los índices oficiales de pobreza, la realidad diaria en muchos barrios del país cuenta otra historia. Julio Picabea, coordinador del Observatorio de la Pobreza de la Fundación León, advirtió este lunes a LA GACETA que "sin una intervención estatal profunda y sostenida, la Argentina no logrará perforar el piso histórico del 25% de pobreza que arrastra desde hace más de tres décadas".

“La baja en la pobreza que reflejan organismos como el Indec o Unicef está relacionada con la desaceleración de la inflación y la mejora en el poder adquisitivo. Pero esa baja es estadística, no estructural”, afirmó.

El especialista explicó que la pobreza medida por ingresos puede fluctuar según el contexto económico, pero que existe una franja dura, estructural, que no se modifica con simples mejoras macroeconómicas. “Ahí es donde hace falta una intervención estatal fuerte, porque estamos hablando de hogares con jefes y jefas que no terminaron la escuela, con viviendas en condiciones precarias, y con desigualdades regionales profundas que se repiten década tras década”.

La necesidad de un plan integral y sostenido

Picabea no dudó en hacer una comparación histórica para poner en dimensión lo que cree necesario. “Argentina necesita una especie de Plan Marshall criollo, como el que aplicó Estados Unidos en Europa tras la Segunda Guerra Mundial. Una gran inversión pública en salud, educación, vivienda y hábitat. Eso es invertir en capital humano y en el futuro del país”.

Según el coordinador del Observatorio de la Pobreza, las políticas sociales actuales, como la Asignación Universal por Hijo (AUH), lograron cierta contención y, en algunos casos, mejoras reales. “La AUH creció en términos reales este año, por encima de la inflación, y eso es un dato positivo. Pero no alcanza”, aclaró. 

También puso el foco en el deterioro de la movilidad social, un rasgo que durante décadas fue distintivo de Argentina. “En los años 60 o 70, la movilidad social ascendente era una posibilidad real para muchas familias. Hoy, si nacés en un hogar pobre del conurbano o del norte del país, tu entorno condiciona casi totalmente tus oportunidades. Las redes de contención -familia, escuela, barrio- están fallando, y eso tiene consecuencias directas en las trayectorias de vida”, advirtió.

Pobreza. ARCHIVO Pobreza. ARCHIVO

Informalidad laboral y desafíos estructurales

Uno de los puntos más críticos que señaló Picabea es la informalidad laboral. “Hoy hay trabajadores que, aún con empleo, siguen siendo pobres. Porque no tienen acceso a aportes, cobertura médica ni jubilación”, explicó.

Si bien sostuvo que es necesario encontrar formas de facilitar la migración hacia el empleo formal, también reconoció que el marco legal argentino, con convenios colectivos desactualizados y costos elevados para los empleadores, es una barrera estructural que debe discutirse.

“Necesitamos actualizar los convenios laborales. La tecnología, el trabajo remoto y los cambios del mundo laboral exigen una nueva mirada, sector por sector. Y, al mismo tiempo, el Estado debe hacer su parte invirtiendo de verdad donde más se necesita”, concluyó.

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