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El consumismo es quizás una de las características más señaladas de la sociedad contemporánea. La disponibilidad de productos, la variedad y la facilidad con la que se acceden nos tientan cada vez que vamos al supermercado, al centro comercial o pasamos por el negocio de la esquina. El consumo desmedido también es condenado por quienes sostienen que "el dinero no compra la felicidad". Y aunque esta frase pueda ser aceptada por muchos científicos sociales y personas en general, hay algo en lo que quizás se equivoca.
El dinero, en algunas ocasiones, sí puede comprar la felicidad. Esto lo dejó demostrado un estudio publicado en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias y citado por el medio Inc. En aquella experiencia, los científicos descubrieron que quienes compraban tiempo eran más felices que aquellos que no lo hacían.
Cuando compramos tiempo somos más felices
Pero ¿cómo sería posible comprar algo tan intangible como el tiempo? Delegando las tareas que generaban mayor disgusto. Los investigadores encuestaron a miles de personas que, en ocasiones, pagaban a otros para que realizaran tareas que no disfrutaban o no querían hacer pero debían ejecutar, como cortar el césped, limpiar la casa o hacer recados.
Así determinaron que las personas que gastaron un poco de dinero para comprar un poco de tiempo fueron más felices y sintieron una mayor satisfacción vital en general que las personas que no lo hicieron.
Esta conclusión no diferenciaba entre quienes tenían mayor poder adquisitivo y los que no. Mientras que las personas relativamente ricas que gastaron dinero para ganar algo de tiempo fueron más felices que las personas relativamente ricas que no lo hicieron, las personas en el extremo inferior del espectro económico que gastaron dinero para ganar algo de tiempo fueron más felices que las personas en el extremo inferior del espectro económico que no lo hicieron.
La demostración empírica
Para demostrar la causalidad, los investigadores realizaron un experimento. Primero, se les dio a los participantes U$S40 y se les pidió que los gastaran en cualquier artículo que eligieran. La única restricción era que debían usar el dinero para comprar "cosas".
Días después, los participantes recibieron otros U$S40 y se les dijo que debían gastarlos en tiempo libre. Limpieza, mantenimiento, entregas. Pagar a alguien para que hiciera algo que no querían hacer, para que pudieran usar ese tiempo en algo que sí querían.
¿El resultado? Cuando los participantes compraron tiempo en lugar de cosas, se sintieron más felices, menos estresados y más satisfechos.
Limitaciones y consideraciones
También encontraron que la delegación de tareas podría ser contraproducente. Según escribieron los especialistas: "Gastar demasiado dinero en servicios que ahorran tiempo podría socavar la percepción de control personal al llevar a las personas a inferir que no son capaces de manejar ninguna tarea diaria, lo que podría reducir el bienestar".
Desde el medio citado concluyeron que la clave para ganar un poco de tiempo es decidir conscientemente cómo usarás el tiempo que "compraste". Comprar tiempo te hará más feliz solo si lo sientes intencional y con un propósito: no porque no tengas tiempo, sino porque quieres usarlo de otra manera.








