Se formó en el CEF18, juega en Roma de Italia y sueña con retirarse en San Martín de Tucumán
Ricardo Tomás Solbes está de regreso en casa. Tucumán lo abraza como a uno de los suyos y él responde con la misma calidez. “Siempre que vengo de vacaciones elijo mi ciudad, mi familia, mis amigos, porque es lo que me hace bien”, contó en una extensa charla con Fuerte al Medio, el ciclo deportivo de LA GACETA. Sonríe, se nota cómodo. Está en su tierra, entre empanadas, abrazos y recuerdos. Y ahora está a la espera de definir su futuro: si bien tiene un año más de contrato con Roma, el delantero está en búsqueda de un nuevo destino en Europa.
“Lo primero que hice cuando llegué fue ir a comer una empanada. Arribé cerca del mediodía y tenía un hambre tremendo”, cuenta entre risas. Solbes sabe que hay cosas que no cambian. Una de ellas, el ritual gastronómico que marca su regreso. “Lo que más extraño cuando estoy afuera es la comida. Las empanadas, el sánguche de milanesa son fundamentales. En Italia, la comida es de otro nivel: las pastas, las pizzas, pero me sigo quedando con la de acá”, asegura sin titubeos.
En el mundo del fútbol, los apodos suelen tener historias pintorescas. Solbes no es la excepción. “Me dicen Apache por (Carlos) Tevez. Cuando era chiquito iba a la escuelita de mi viejo y usaba siempre la camiseta de ‘Carlitos’, la del Manchester City. Y a mi viejo se le ocurrió ponerme Apache”, indicó.
En Europa
Hoy, con 19 años, el “Apache” tucumano ya tiene experiencia en el fútbol europeo. En Roma, convivió con figuras como Paulo Dybala y Leandro Paredes. “Con Dybala tuve mucha comunicación porque lo veía seguido en el predio”, recuerda.
¿Qué es lo más lindo de vivir en Roma? “La ciudad, la historia, el Coliseo, la Fontana de Trevi…Los romanos son muy apasionados. Los italianos en general son muy nacionalistas, muy de ellos para ellos. Te lo hacen sentir”, indicó.
La relación con Paredes también dejó una anécdota imborrable. “Un día fui de alcanza pelotas y al mediodía lo crucé en el club. Le pregunté si no tenía problema en darme la camiseta esa misma noche. Me la dio en el partido. Esa camiseta la tengo guardadita en casa”, cuenta, visiblemente emocionado.
El paso por Roma fue intenso. “Cuando llegué me chocó mucho. Era otro mundo, otra vida, otra cultura. Pero lo viví con tranquilidad, porque si no era todo un quilombo, perdón la palabra. Había debutado hace pocos días en Defensa y Justicia, estaba todo muy acelerado. Me costaron los primeros meses, pero después me fui adaptando”, indica.
Sobre la hinchada de la Roma, no escatimó elogios. “Son muy fervorosos, como la de Boca, River, Atlético o San Martín. Son de las más grandes de Europa. Se hacen sentir cuando el equipo está mal y también cuando está bien. Son muy presentes”.
Lejos de su tierra, Solbes se permitió disfrutar también del idioma y la cultura. “El italiano se me pegó mucho. Me gusta, a mi familia también, y lo siguen aprendiendo. Es un idioma muy pegadizo”, expresa.
Al hablar de la diferencia entre el futbolista argentino y el europeo, Solbes pone en valor la esencia criolla. “Nosotros tenemos la garra, esa garra que ellos no hacen notar tanto. Ellos son muy buenos técnicamente, no quiere decir que nosotros no lo seamos, al contrario: somos los últimos campeones del mundo. Pero esa garra nuestra nos da un plus”.
En cuanto a lo cultural, todavía hay barreras. “En el vestuario, por ejemplo, no se escucha mucha música antes de los partidos. Cada uno está con sus auriculares, con el celular, muy serio. No logré imponer música. Es distinto”.
El sueño
Más allá de su presente europeo, hay un sentimiento que no se negocia: el amor por San Martín. “Sería un sueño jugar en San Martín. No ahora, pero sí al final de mi carrera. Soy hincha, mi viejo es hincha y jugó en San Martín. Sigo yendo a la cancha, lo vivo como un hincha más”, expresó.
La pasión por el “Santo” lo acompaña desde siempre. “Ya una semana antes me pongo loco. Me fijo si juega de local o visitante. Es una cosa que me mueve mucho”, admite. Su ídolo de chico fue Gonzalo Rodríguez. “Siempre iba a la cancha con mi papá y Gonzalo se portó muy bien con nosotros. Fue un referente para mí. Incluso, pude cambiar camiseta con él”.
El futuro
Hoy, el futuro de Solbes está abierto, pero con una idea clara: seguir creciendo. “Mi idea es seguir en Europa. Junto a mi empresa de representantes vamos a buscar lo mejor. Todavía no hay nada acelerado, pero lo que salga va a ser para crecer. Me hablaron de Brasil y España, pero por ahora nada concreto”.
Sus sueños son ambiciosos, pero bien aterrizados. “Intento ponerme metas a corto plazo. Ahora, llegar al club que me toque, ponerme bien físicamente, consolidarme y jugar la mayor cantidad de minutos posibles. Más adelante, consolidarme en primera y seguir escalando. Y claro, tengo sueños grandes: ganar un Mundial, jugar en la Selección, ganar muchos títulos… pero voy paso a paso”, finalizó.






