Este domingo, Tucumán se prepara para vivir una final de rugby que promete ser intensa, emotiva y muy disputada. Tucumán Rugby y Lawn Tennis volverán a verse las caras en una nueva edición del cruce, pero esta vez con un título en juego: el del Torneo Anual. Será mucho más que un partido, y los protagonistas lo saben. Las sensaciones previas oscilan entre la ilusión, el respeto y la expectativa. En ese sentido, dos voces jóvenes que estarán presentes el domingo comenzaron a adelantar la atmósfera de la final: Pablo Laitán, una de las promesas de Tucumán Rugby, y Matías Ferro, referente de Lawn Tennis.
Ambos llegan a esta definición desde recorridos distintos, pero con un denominador común: el amor por el club que los formó. Laitán, con apenas 20 años, debutó el año pasado en el plantel superior y ya tendrá la posibilidad de jugar su primera final. “La verdad que es un sueño. Poder estar en la final con el club donde arranqué a los seis años, donde pasé por infantiles, juveniles, y ahora en Primera… Es algo que uno siempre imagina, pero vivirlo realmente emociona”, cuenta con una mezcla de humildad y entusiasmo.
Ferro, por su parte, representa la otra cara de la moneda: la experiencia dentro de un club que en los últimos años ha cosechado grandes logros. El año pasado, Lawn Tennis ganó todo lo que jugó, salvo esta final del torneo local que se le escapó ante Natación y Gimnasia. Y esa espina todavía está presente. “Por eso creo que esta final tiene un sabor distinto. Es el torneo que nos quedó pendiente. Lo vivimos con la misma intensidad que el año pasado, con ganas de dar ese paso que nos faltó”, asegura Matías, que desde chico ha vivido el rugby en su familia como una forma de vida: “Mi viejo fue entrenador, mis tíos también, jugué con mi primo, con mi hermano… Todo esto que nos pasa habla muy bien del club”, reflexionó.
Enfrente, el joven Laitán sabe que el desafío es grande, pero confía en el trabajo del grupo y en la madurez que fue adquiriendo el equipo. “Desde el primero de febrero que venimos entrenando muy fuerte. Fue una pretemporada durísima y construimos mucho como equipo. Esta final no es casualidad, es fruto de un proceso largo”, explica. Y aunque admite que la ansiedad existe, intenta mantener la calma: “Lo vivo tranquilo, enfocado en lo que tenemos que hacer. Confío mucho en el equipo, en lo que proponemos, y en que si hacemos bien las cosas, podemos tener una gran tarde”, fue su deseo.
Ferro también reconoce esa ansiedad, aunque desde un lugar más reflexivo: “Cuesta no jugarlo antes en la cabeza. Se habla mucho en casa, en la mesa, con los amigos. Intento pensar en otras cosas, distraerme con el trabajo o con lo que sea hasta que llegue el momento. Porque este tipo de partidos te consumen desde antes”. Ambos coinciden en que no hay favoritos. Y en ese sentido, respetan al rival como si se miraran en un espejo. “Tucumán Rugby pelea todos los torneos, tiene un gran equipo, muy bien trabajado. Siempre hacen los méritos para estar ahí”, dice Ferro. “Y nosotros también –agrega-, más allá de que nos haya costado al principio del año, mantenemos una exigencia muy alta en cada semana de entrenamiento. Eso hace que siempre estemos compitiendo”.
Laitán también valora lo que representa Lawn Tennis como adversario. “Sabemos que es un equipo durísimo, que juega bien y que propone siempre. Además, es un clásico, lo que le agrega una carga emocional muy fuerte. Son partidos distintos, se juegan aparte. Hay que estar preparados para todo”. Esa mezcla de respeto y deseo de ganar se siente en cada palabra. Incluso en los pequeños detalles, como los vínculos personales. “Tengo varios amigos en Lawn Tennis”, admite Pablo, “pero esta semana no se habla mucho, cada uno está concentrado en lo suyo. Después del partido ya habrá tiempo para juntarse y hablar tranquilos” admitió.
Ambos jugadores coinciden también en que el desarrollo del partido será parejo y definido por detalles. “Son encuentros que se suelen resolver en la última jugada”, dice Ferro. “Por más que uno arranque mejor, en algún momento hay que saber sufrir. El otro equipo siempre reacciona. No se puede predecir nada, porque cualquier cosa puede pasar. Hasta una mínima lluvia puede cambiar todo el planteo del partido”, vaticinó.
Sobre el presente del club y la ausencia de referentes como Nicolás Sánchez, Matías destaca el paso que dio el equipo: “Fue un desafío enorme no tenerlo. El año pasado era como un faro para nosotros. Lo escuchábamos y tratábamos de imitar lo que hacía. Este año tocó seguir sin él, pero los chicos que están lo están haciendo muy bien. Y Nico siempre aparece, ya sea en el club o en un café, y eso también suma mucho”, valoró.
Laitán, en tanto, se apoya en los referentes del plantel para atravesar esta semana especial: “Los más grandes te dan mucha tranquilidad, te aconsejan, te ayudan a disfrutar el momento. Somos un grupo muy unido, y eso se nota cuando las cosas se ponen difíciles. Estoy agradecido por cómo me han acompañado desde que subí a Primera”.
Así, entre juventud y experiencia, entre historia y presente, se va moldeando la previa de una final que promete quedar en la memoria. Dos clubes con identidad, con procesos sólidos y con hambre de gloria. Dos planteles que saben que no hay margen de error, pero que también disfrutan de estar donde están. El domingo será tiempo de definiciones, de emociones fuertes y de rugby en su máxima expresión.







