Con juegos y recompensas, se entrena a los cachorros de la Policía

El Centro de Cinotecnia alberga nueve perros que ayudarán en la búsqueda de narcóticos y de personas desaparecidas, y en operativos policiales de diversos tipos.

DESTREZA. Los canes seleccionados realizan diariamente entrenamientos de fuerza y superación de obstáculos. DESTREZA. Los canes seleccionados realizan diariamente entrenamientos de fuerza y superación de obstáculos. La Gaceta / fotos de Analía Jaramillo

Ladran, corren, se revuelcan en la tierra y se desesperan por obtener una manga de entrenamiento como si fuera el trofeo del día. Detrás de esa primera escena que se puede observar en un predio de Las Talitas -a 11 kilómetros del microcentro-, hay un arduo trabajo que diariamente busca preparar a cachorros específicamente seleccionados para convertirlos en piezas clave de operativos policiales. Se trata del nuevo Centro de Cinotecnia de Tucumán, el primero de su tipo en el noroeste argentino y el tercero a nivel nacional.

Allí se entrena actualmente a nueve perros, de los cuales ocho son ovejeros belgas malinois, de entre siete y nueve meses, y una hembra ovejera alemana de nueve meses. El centro fue inaugurado el pasado 5 de mayo y tiene como objetivo principal especializar a canes en la detección de sustancias ilícitas, la búsqueda de personas desaparecidas y la localización de restos humanos.

Los perros que integran esta dependencia son parte de una reproducción controlada que realiza la División Canes de la Policía de Tucumán. Según le explicó el comisario Bruno Sánchez a LA GACETA en una visita guiada, la selección se hace con sumo cuidado. Desde que nacen son evaluados bajo criterios de comportamiento, estímulo y reacción ante el juego.

DIVISIÓN K-9. En Tucumán hay 14 oficiales especializados que trabajan con los perros del Centro de Cinotecnia. DIVISIÓN K-9. En Tucumán hay 14 oficiales especializados que trabajan con los perros del Centro de Cinotecnia.

“El primer proceso es la estimulación temprana. Desde que son muy chicos observamos quién responde mejor a los desafíos, quién reacciona con mayor atención, quién es más obediente o más impulsivo. Eso nos permite determinar hacia qué área pueden orientarse: seguridad, búsqueda de personas o narcóticos”, explicó Sánchez, que está a cargo del Centro.

Etapa inicial

A los tres meses, y tras superar los controles veterinarios obligatorios, los cachorros inician el proceso de socialización. Se los lleva a plazas, a parques, a lugares con ruido y gente para que aprendan a convivir con distintos entornos y se sientan cómodos, y así acostumbrarse a su futuro trabajo de campo. “Es parte de su madurez emocional. Son seres sintientes, como nosotros. Tienen miedo, alegría, angustia. El guía tiene que conocer cada emoción de su perro”, agregó Sánchez.

NARCÓTICOS. A través de pseudo olores pueden detectar la presencia de drogas. NARCÓTICOS. A través de pseudo olores pueden detectar la presencia de drogas.

Una vez que ya están en condiciones de socializar sigue la etapa de obediencia. “Se les inculcan comandos sencillos y directos, como por ejemplo que se sienten, se acuesten o se queden esperando unos segundos hasta que el guía de la siguiente orden de mando”. Además de los comandos, practican ejercicios de fuerza, destreza y velocidad. Los instructores tienen el predio acondicionado con rampas, conos, muñecos y demás objetos para que los cachorros reciban un adiestramiento integral.

Para reforzar el aprendizaje, los animales tienen un entrenamiento diario y repetitivo dentro de su rutina. “Todos los días tienen horas de entrenamiento diseminadas en diferentes partes de la jornada. Ellos siempre realizan las actividades en concordancia al juego y al premio; todo se construye sobre la base del estímulo positivo. Cada perro tiene un juguete preferido, y ese es su premio. Así asocian obedecer con ganar y aprenden”, señala Sánchez.

COMANDO. El perro está capacitado para reducir a un delincuente tras recibir la orden de su guía COMANDO. El perro está capacitado para reducir a un delincuente tras recibir la orden de su guía

Las recompensas favoritas de los cachorros varían entre mordiscos, pelotas, huesos de juguete y mangas de entrenamiento. “Para ello el guía y el instructor observan atentamente cuál es el juguete de mayor valor para cada animal y es ese juguete en particular es el que le dan de premio luego de realizar la actividad ordenada”.

Especialidad

Durante la primera fase de domesticación, los canes van marcando su perfil, según sus aptitudes y la manera en que desarrollan las actividades y cómo se vinculan con sus guías y pares. Una vez concluida la socialización y la obediencia son seleccionados para recibir un entrenamiento específico, ya sea en la búsqueda de narcóticos, seguridad o rescate. Los que destacan por su olfato y no tienen una conducta jerárquica clara, suelen entrenarse en detección de sustancias o búsqueda de personas. En cambio, los más estructurados y obedientes pueden cumplir tareas de patrullaje y neutralización de amenazas.

Con juegos y recompensas, se entrena a los cachorros de la Policía

Para los entrenamientos de seguridad, se utilizan mordiscos o mangas, que permiten al perro “descargar” su energía mordiendo elementos especiales que imitan partes del cuerpo humano. El instructor suele colocarse el elemento en alguna de sus extremidades y el perro al recibir la señal inicia la búsqueda del sospechoso, o, en caso de estar a la vista, ataca directamente a la manga. “Se trabaja para que muerdan sólo cuando corresponde y sepan soltar. Se los entrena para situaciones reales, como reducir a un delincuente, retenerlo y esperar la orden del guía”, indicó Sánchez.

En el caso de detección de narcóticos se emplean pseudo olores, es decir, compuestos que imitan los aromas de drogas reales, pero sin sus efectos nocivos. “Nunca tienen contacto con esta clase de narcóticos ya que, al igual que las personas, pueden desarrollar una adicción. Los canes tienen una corteza cerebral donde pueden cargar en su memoria muchísimos olores que luego detectan con una increíble precisión”, agregó. Una vez que localizan la presencia de la sustancia pueden marcar el escondite de manera pasiva (quedan estáticos mirando el objeto o se sientan de frente a él) o activa (rasguñando). Para asegurarse de que la sustancia efectivamente está en el lugar señalado, repiten el procedimiento desde cero.

Para la búsqueda de personas se emplea un mecanismo similar que para la detección de narcóticos. En lugar de oler un químico que imita la droga se le da una prenda o pertenencia del sujeto que se quiere encontrar. De esta forma olfatea y va marcando el camino de su guía, indicándole el lugar donde se encuentra el objetivo o el trayecto o lugares que frecuentó la persona.

Así como los animales reciben un entrenamiento diario, los policías también se profesionalizan para ser sus guías. Hace unos meses se dictó el primer curso de canes donde se certificaron 14 efectivos policiales como los primeros K-9 de la Policía de Tucumán. En el Centro de Cinotecnia la conocida frase “el perro es el mejor amigo del hombre”, se vive en carne propia. En promedio los canes seleccionados brindan sus servicios durante ocho años. Pero una vez que pasan a retiro no pierden el contacto con sus guías. “Muchas veces se permite que ellos los adopten por el vínculo que desarrollaron en labor diaria”, dijo Sánchez.

“La labor que hacen estos animales es muy valiosa y no suele recibir el reconocimiento que merecen. Ellos trabajan con la Policía de Tucumán hace años y que ahora por fin puedan tener un lugar en el cual tenga un espacio amplio y al aire libre para jugar y sobre todo entrenar como corresponde es un orgullo enorme”, concluyó el comisario.

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