La celebración de la Independencia

09 Julio 2025

Las fechas patrias remiten, invariablemente, a la determinación de los próceres para encarar acciones en busca de un futuro venturoso de la sociedad y a los hechos que vinculan a todos los habitantes, es decir, a la necesidad de la unidad. También incitan en la comunidad la reflexión sobre el presente -siempre, problemático- y sobre lo que vendrá. La celebración del 9 de Julio, además, tiene la característica de marcar el momento en que se plasmó la república y el significado de nuestra provincia en el concierto del país, que a lo largo del tiempo registró altibajos por la incidencia de los contextos políticos. Incluso después de que, en 1991, Tucumán fuera declarada capital simbólica de Argentina durante un día, precisamente para dar cabal fuerza al significado de la Declaración de la Independencia.

Los congresales de 1816 dieron la pauta sobre cómo se encaraban acciones en tiempos difíciles. Las tierras de la revolución de 1810 se encontraban en crisis interna y en tensiones con Buenos Aires, a tal punto que hubo provincias que no asistieron al congreso. Bien dice el historiador Vicente Fidel López que “el congreso de Tucumán recibió a la patria casi cadáver”. También había presiones por la reacción realista para intentar recuperar las regiones.

Por ello, la decisión de enfrentar una realidad compleja y difícil marca un camino a los argentinos. Los congresales se elevaron por encima de las turbulentas circunstancias de su presente. No obstante, vendrían después tiempos aciagos de guerras civiles hasta la organización definitiva. Y después, vicisitudes complejas según las demandas de cada tiempo como las que surcaron el siglo XX y los desastres de la economía que, con pocas excepciones, nos sacudieron constantemente.

Siempre estuvo claro, no obstante, que el 9 de julio es el punto de partida de nuestra nacionalidad y que siempre es necesario un acto de fe en el futuro nacional con la carga de las no siempre alentadoras circunstancias. Las desavenencias políticas siempre influyen. Hubo momentos en que la celebración fue minimizada, que se dejaron de lado los desfiles, o que se trasladaron los festejos a otros sitios más aptos para un festejo partidario, e incluso hubo enojos expresados con marchas y protestas.

Ser independiente es hacerse cargo de las responsabilidades personales y como sociedad y enfrentar las dificultades y desafíos del crecimiento sin tutelas. Más allá de las diferencias que se pueden encontrar entre los argentinos, amar a la patria no es buscar la utopía de hallar las coincidencias totales; también es trabajar por lo que nos representa y contiene como nación. Esta fecha debería ser motivo de reflexión de la clase dirigente, más allá de sus desavenencias, y también de la misma ciudadanía, acerca del país que deseamos y de cómo podemos concretarlo. La unidad en la sociedad no se concreta con la coincidencia partidaria o con la expectativa de que a través de las urnas se minimice la influencia de quienes están en las antípodas, sino en la convicción de que, cada uno desde su lugar, actúa en función del futuro común.

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