
Con trajes rayados rosa y azul, no hay forma de que pasen desapercibidos. Pero no se los nota solo por eso: también por la energía que irradian, las carcajadas que sueltan cada tanto y las fotos que todos les piden. Son Paul, Debbie, James y Pevency, parte de los Silver Hippos, un traveling rugby club de exjugadores que siguen a Inglaterra por el mundo.
“Esto es lo que más amamos. Nos gusta viajar y seguir a la selección. Es una forma de seguir conectados con el rugby”, cuenta James, mientras sacude el bastón con entusiasmo. Debbie, con la bandera en la mano, agrega: “Yo también jugaba. En mi juventud, el rugby femenino era más chico, pero lo vivía con la misma pasión que hoy”.
Llegaron hace dos días y ya tienen todo listo para seguir viaje a San Juan. “Argentina nos encanta. La gente es amable, la comida es riquísima, el ambiente… único”, dice Paul.
El rugby los unió, pero lo que los mantiene juntos es el deseo de seguir siendo parte. Aunque ya no estén adentro de la cancha, su lugar en la tribuna es inamovible.