
La fiesta sigue su curso en La Plata, pero en un costado, lejos del bullicio, una escena discreta llama la atención. Robertino y Salvador están sentados sobre el pasto, compartiendo un momento que quedará para siempre. Padre e hijo. Tranquilos. Juntos.
“Vinimos con la división M6. Ahí juega Salva. Pero ahora los perdimos un rato, y preferimos quedarnos acá, tranquilos”, cuenta Robertino.
Consiguieron la entrada a último momento. Son del Club San Luis, pero también —y sobre todo— hinchas de Estudiantes.
“Estar acá es como estar en casa. Vivimos a diez cuadras. Este primer semestre vinimos al estadio dos veces por semana: una por la Liga y otra por la Copa. Además, venimos al bar, a las actividades. Estudiantes tiene vida todos los días del año”, afirma con un dejo de orgullo. Es su club de toda la vida.
Es la primera vez que Salvador ve a Los Pumas. Y para su papá, una especie de revelación.
“Entramos al mundo del rugby hace poco. Siempre fuimos del fútbol. Pero ahora tenemos la pasión dividida. Nos sorprende la cantidad de gente. Ver nuestra ciudad así… es emocionante”, finaliza.