Se enamoraron cuando tenían 13 años y hoy siguen juntos: la apasionante historia de amor de Natalia Pastorutti y Andrés Manini
En el mundo del espectáculo, no abundan las historias de amor que comienzan en la infancia y resisten el paso del tiempo, pero Natalia Pastorutti y su esposo, Andrés Manini, son una de esas excepciones. La hermana menor de Soledad Pastorutti vive una historia que parece sacada de una película romántica, marcada por la complicidad, el amor genuino y la discreción.
La historia de amor de Nati Pastorutti
Aunque el matrimonio se concretó en 2014, la relación entre Natalia y Andrés se remonta a mucho tiempo antes. Ambos crecieron en Arequito, Santa Fe, y se conocieron cuando eran apenas unos chicos. La artista reveló en el programa PH: Podemos Hablar que ya a los 13 años escribía en su diario íntimo lo mucho que le gustaba Andrés, sin saber que con el tiempo se convertiría en el gran amor de su vida.
En 1997, cuando Natalia tenía 15 años, la conexión entre ambos se hizo más fuerte y comenzaron una relación que nunca se interrumpió. Mientras la carrera musical de las hermanas Pastorutti crecía a nivel nacional, la pareja construía silenciosamente una historia de amor sólida y duradera. Tras muchos años de noviazgo, en 2014 decidieron dar el “sí” en una emotiva ceremonia rodeados de sus seres queridos.
A pesar de su bajo perfil, Natalia no esconde lo que siente por su familia. En entrevistas y en sus redes sociales, compartió algunas postales y palabras dedicadas a su esposo, a quien considera un pilar fundamental en su vida y su carrera. Andrés, por su parte, mantiene su vida privada alejada del ojo público, pero acompaña incondicionalmente a su esposa en cada presentación, gira o nuevo desafío musical.
En 2016 nació Pascual, el primer hijo del matrimonio, y en 2021 llegó Salvador, completando así una familia de cuatro que se mantiene unida y con fuertes lazos afectivos. “Mis hijos y mi esposo son mi motor”, dijo la cantante en más de una ocasión.
Hoy, Natalia y Andrés eligieron regresar a sus raíces. Luego de vivir un tiempo en Buenos Aires, se instalaron nuevamente en Arequito, en una casa cercana a la de Soledad. Allí, ambas hermanas Pastorutti crían a sus hijos en un entorno familiar, cercano y con los valores que las vieron crecer.







