Sin Bolsas plásticas: entre mitos, realidades y el desafío de una gestión responsable

Sin Bolsas plásticas: entre mitos, realidades y el desafío de una gestión responsable

FOTO ILUSTRATIVA.
05 Julio 2025

Esta semana -precisamente el 3 de julio- se conmemoró el Día Internacional Sin Bolsas Plásticas, una fecha que invita a repensar el uso de estos elementos cotidianos y promover hábitos más sostenibles. Lejos de los extremos y con foco en la economía circular, expertos y organizaciones ambientales señalan que la clave no está en la prohibición, sino en su correcta utilización, reutilización y reciclaje.

Las bolsas plásticas están presentes en la vida diaria por una razón: son livianas, prácticas y seguras para transportar alimentos y productos. Pero más allá de su utilidad, tienen un valor como recurso si se las gestiona correctamente. Su principal uso en los hogares argentinos es como bolsas de residuos, lo que las convierte en el primer paso de la separación domiciliaria: una acción sencilla que permite recuperar materiales y reducir la contaminación.

Actualmente, en Argentina se reciclan más de 290.000 toneladas de plásticos por año, y buena parte de ese proceso comienza en casa. Si se las dispone correctamente, las bolsas pueden transformarse en nuevos productos como caños de riego, mobiliario urbano, bolsas de consorcio o baldes. De lo contrario, terminan en rellenos sanitarios o, peor aún, dispersas en el ambiente.

Mitos y realidades

Para contribuir a un consumo más informado, especialistas ambientales aclaran algunos conceptos erróneos comunes:

- Mito 1: las bolsas plásticas no son reciclables. Realidad: están hechas de polietileno, un material 100% reciclable.

-Mito 2: prohibirlas es la mejor solución. Realidad: la prohibición no resuelve el problema si no hay una estrategia de gestión de residuos. Reutilizarlas y reciclarlas correctamente es más eficaz.

- Mito 3: las bolsas actuales son de baja calidad. Realidad: gracias a mejoras tecnológicas, hoy pesan 66% menos que antes pero mantienen su resistencia y capacidad.

- Mito 4: no pueden gestionarse de forma sostenible. Realidad: con normativas claras, sistemas de reciclaje y educación ambiental, es posible integrarlas a una economía circular que beneficie a todos.

Educación, normas y compromiso

A nivel nacional existen normas técnicas como la IRAM 13610 y 13615, que promueven el uso de bolsas estandarizadas, reutilizables y reciclables. Estas disposiciones también facilitan la recolección diferenciada, clave para un reciclaje eficiente.

Además, se están implementando ecoetiquetas que ayudan a identificar las bolsas reciclables y fortalecer la confianza de los consumidores. Paralelamente, se desarrollan capacitaciones en reciclado dirigidas a recuperadores urbanos, docentes y gobiernos locales, generando empleo y reduciendo la huella ambiental.

“Cada bolsa bien usada puede marcar una diferencia en el ambiente y en nuestra calidad de vida”, afirman desde organizaciones dedicadas a la educación ambiental y la promoción de la economía circular.

Cómo contribuir desde casa

- Reutilizar las bolsas al máximo antes de desecharlas.

- Usar como bolsas de residuos para iniciar la separación domiciliaria.

- Elige siempre las que tengan certificación de reciclabilidad.

- Participar en sistemas de recolección diferenciada y reciclaje.

- Informarse y compartir buenas prácticas con tu comunidad.

Verónica Ramos, directora Ejecutiva de la empresa Ecoplas, dijo que “frente a las propuestas que buscan ‘desplastificar’ los ámbitos de la vida cotidiana, proponemos en cambio ser parte de la solución, diseñando , utilizando y gestionando los plásticos de manera consciente para hacerlos circulares". "Con políticas públicas, educación y tecnologías adecuadas, podemos integrarlas a un circuito circular que minimice su impacto ambiental y potencie su valor como recurso”, agrega.

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