Jaldo y la oposición en Tucumán: ¿quién moverá primero en la carrera hacia 2027?

En el oficialismo provincial, la decisión del gobernador es mantener su estrategia de diferenciación “amigable” del Gobierno nacional.

OPOSITORES SE SALUDAN. Lisandro Catalán y Osvaldo Jaldo. OPOSITORES SE SALUDAN. Lisandro Catalán y Osvaldo Jaldo.

El tiempo pasa y hay definiciones que van quedando más viejas que la icónica canción de Pablo Milanés. Por estos días, persisten las negociaciones y especulaciones sobre cómo se acomodarán, tanto en el oficialismo como en la oposición, para imponerse en las elecciones de medio término. Todos saben que los resultados serán clave para armar estructura y sentar las bases de la disputa por el poder provincial que se dará en 2027.

Por ahora, se repiten los discursos armados y se evitan declaraciones que dejen definiciones concretas sobre cómo y con quién jugará cada espacio político. En el oficialismo provincial, la decisión del gobernador Osvaldo Jaldo es mantener su estrategia de diferenciación “amigable” del Gobierno nacional. Se lo viene mostrando crítico con la falta de “arranque” del consumo, con la demora en el envío de recursos a las provincias y hasta con la injerencia de las opiniones desde “el Obelisco” -como dijo ayer- sobre el quehacer comarcano. En esa declaración pública, el mandatario pareció teledirigir un chirlo hacia Lisandro Catalán, el tucumano que comanda La Libertad Avanza por estos lares y cuyo espacio político cuestionó con dureza la decisión de suspender las clases en la provincia. Jaldo también blanqueó que busca no quedar pegado con LLA cuando avisó que los tres diputados del bloque Independencia no saldrían a bloquear la ley de reforma jubilatoria si se insiste con ella en el Congreso.

Algunos se ilusionan con que el peronismo con y sin “peluca” termine confluyendo en una misma lista a partir de este cambio de posición del mandatario y ante la situación que planteó el encarcelamiento de Cristina Fernández. ¿Hubo charlas en ese sentido? Sí, pero ninguna que haya logrado cerrar filas. Los interlocutores afirman que hay cuestiones que van más allá del resultado de este año y de la posibilidad de que uno de los nombres de los peronistas antiMilei se cuele en la lista jaldista en una posición “salible”. Mientras que desde el lado del jaldismo se busca garantizar un triunfo que pacifique el resto del mandato del gobernador y le abra la puerta a una reelección, en el peronismo “kirchnerista” se quiere sentar las bases de ese PJ que no dialoga con Javier Milei en Tucumán y disputar el poder aquí y a nivel nacional dentro de dos años. Son visiones de uno y de otro lado, aunque tampoco son las únicas. En los dos grupos están quienes prefieren que el chivo esté en el lazo en octubre y que después se piense para el futuro. Cosa de ajedreces y conveniencias personales.

En el frente opositor

En la oposición se dieron charlas en Buenos Aires y en Tucumán con la intención de que el rompecabezas antijaldista posea menos piezas y sea más probable vencer al peronismo imbatible en las provinciales. Las encuestas que manejan oficialistas y opositores dan cuenta de que el escenario es de polarización entre el peronismo de Jaldo y el partido de Milei. Roberto Sánchez irrumpe con potencia en la discusión cuando se habla de imagen e intención de voto, pero podría faltarle puchero ante ese escenario en el que la pelea por los votos pinta ser de a dos. Catalán ya aparece en el radar de los votantes y no es un desconocido como hace meses atrás. Pero con eso no le alcanzaría. El radical y el libertario comparten un baile de carencias y complementariedades: lo que le sobra de marca partidaria a uno, le falta de nombre al otro. Y viceversa. Por eso los que pregonan la unidad de ambos sectores entienden que sería la forma de tener chances reales de sacar del poder al peronismo después de décadas.

Esa opción también aparece prácticamente diluida, en especial por lo que sería una decisión de los libertarios a nivel nacional: la de ir solos en casi todos los distritos y forjar sus bases. Hay excepciones que ya demostraron darle buenos resultados en las urnas, pero no hay indicio alguno de que Tucumán sea parte de ellas.

Catalán estuvo el fin de semana en Tucumán y primereó al resto de los partidos opositores de cara a lo que podrían ser las elecciones de Alberdi en octubre: defenestró los acoples y le marcó la cancha a los otros partidos que reniegan del peronismo, pero que “juegan con sus mismas reglas”.

El factor Campero será determinante. El diputado nacional permanece en silencio, mientras teje la posibilidad de la unidad entre las partes. ¿Qué hará si no lo logra? Repite e insiste que Sánchez es su amigo, que es honesto y que tiene votos, pero su pelea y alejamiento del radicalismo, sumado a su posición cercana a la Casa Rosada en cuanto a algunas votaciones sensibles en el Congreso, lo condicionan. Si juega para uno u otro lado, podría ser clave en el cambio del dibujo del resultado electoral: hoy la mayoría habla de un 2-2, que podría mutar a un 2-1-1. El golazo de media cancha sería el 3 a 1. Pero ninguna de las facciones parece tener la Selección de Messi, De Paul, los Martínez y compañía para meter tremenda goleada. Lo que sí saben en los distintos equipos es que el que quede mal en la tabla no clasificará para el “mundial” de dentro de dos años. Y el que salga bien parado quedará mejor posicionado para gritar campeón.

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