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En julio, los jubilados argentinos verán reflejado en sus haberes un nuevo aumento atado a la inflación, como lo establece la fórmula de movilidad vigente desde abril. Sin embargo, la mejora nominal continúa sin alcanzar a cubrir el impacto real de la escalada de precios. A esto se suma la incertidumbre sobre la continuidad del bono extraordinario de $70.000, que sigue sin tener un mecanismo automático de actualización.
Los jubilados con 30 años de aportes efectivos recibirán este mes un ingreso bruto de $379.298,16, incluyendo el bono. Con los descuentos, el monto neto a cobrar será de $370.158. Este bono, otorgado por decreto presidencial, funciona como un alivio para quienes perciben la jubilación mínima, aunque representa un parche más en un sistema que aún arrastra problemas estructurales.
Según datos oficiales, quienes cobraron el haber mínimo junto al bono sufrieron una pérdida del 13,7% en su poder adquisitivo en lo que va del primer semestre de 2025. Esto se debe a que el bono no se ajusta automáticamente por inflación, por lo que su efecto se diluye mes a mes.
Para quienes no reciben el bono, el ajuste por inflación correspondiente al 1,5% del índice de abril llevó el haber mínimo de $304.723,93 a $309.298,16. En el caso de la jubilación máxima, el ingreso pasó de $2.050.503,62 a $2.081.283,91.
También habrá actualizaciones para otros beneficios previsionales. La Pensión Universal para el Adulto Mayor (PUAM) aumentará de $243.779,14 a $247.438,53. Sumando el bono, el ingreso total será de $317.438,53. Aunque el refuerzo representa un respiro, resulta insuficiente frente al alza del costo de vida.
Otro aspecto relevante del esquema jubilatorio es el reconocimiento adicional para quienes superan los 30 años de aportes. Por cada año extra, se suma un 1% del haber mínimo, hasta un máximo del 15%, lo que implica un reconocimiento a la trayectoria laboral, pero también evidencia desigualdades en el acceso a beneficios.
Otros ajustes del sistema
En paralelo al ajuste de las jubilaciones, otros componentes del sistema social también se actualizan. Las asignaciones familiares, incluida la Asignación Universal por Hijo (AUH), se incrementarán un 1,5%, pasando a $111.141,68 por hijo y a $361.897,12 en el caso de menores con discapacidad.
Para los trabajadores autónomos, la base mínima imponible sube a $30.209,42. Quienes deseen completar cinco años de aportes deberán pagar $1.812.565,20. Por su parte, el máximo de aportes obligatorios —que incluye el 3% destinado al PAMI— se ubica en $567.027,89.
Pese a que la Subsecretaría de Seguridad Social proyecta un aumento nominal del 19,14% para el primer semestre, este se ubica apenas en línea con la inflación oficial, lo que implica que no hay mejoras reales para los jubilados. Mientras tanto, la continuidad del bono mensual permanece sin definiciones claras, dejando a los sectores más vulnerables expuestos a la erosión constante de sus ingresos.







