Compra con tarjeta de crédito. ARCHIVO
La presión sobre las finanzas familiares en Argentina no cede. En abril, los niveles de morosidad en créditos personales y tarjetas de crédito marcaron cifras récord en los últimos años, revelando el deterioro del poder adquisitivo de los hogares y el uso intensivo del crédito como herramienta de subsistencia.
De acuerdo con el último informe del Banco Central (BCRA), la morosidad en los préstamos personales alcanzó el 4,6%, el nivel más alto en 20 meses, mientras que en tarjetas de crédito llegó al 3,2%, el valor más elevado desde finales de 2021. En el agregado del sistema, el ratio de irregularidad del crédito al sector privado se ubicó en 2,2%, 0,2 puntos porcentuales por encima del mes anterior.
Endeudamiento como fenómeno estructural
La persistente fragilidad de los ingresos llevó a que el uso de la tarjeta de crédito se convirtiera en una práctica habitual para “patear” gastos, según explicó a Ámbito Martín Kalos, economista y director de EPyCA Consultores. "No solo hay una caída profunda en los salarios reales, sino también una mayor precarización laboral", afirmó. Y agregó: “Muchos trabajadores pasaron a la informalidad o al cuentapropismo, cobrando ingresos más bajos”.
En esa línea, Claudio Caprarulo, director de Analytica Consultora, advirtió al mismo medio que la carga de la deuda sobre los ingresos familiares ya se ubica cerca de los niveles récord de 2018, una situación muy distinta a la de un año atrás, cuando se encontraban en mínimos.
Según el especialista, la clave está en frenar la caída de ingresos y abaratar el costo del financiamiento, ya que las tasas se mantienen altas, producto del proceso de desinflación, pero aún son inaccesibles para buena parte de la población.
Empresas: menor morosidad y mejor perfil crediticio
En contraste con las familias, el crédito a las empresas mostró un nivel de morosidad bajo: apenas 0,9%, cercano a los mínimos de los últimos 20 años. Además, el sistema financiero argentino sigue por debajo de los promedios regionales (2,8%) y de la media histórica local (3,1%) en términos de mora general.
El nivel de previsionamiento —es decir, la cobertura de los bancos ante potenciales incobrables— fue del 142%, superando el promedio de las últimas dos décadas (129%), lo que otorga cierta solidez al sistema frente a posibles deterioros futuros.
Aumenta la mora en los canales no bancarios
La Cámara Argentina de Empresas de Servicios Financieros no Bancarios (Caesfi) también encendió las alarmas: la morosidad entre sus clientes creció un 5% en los últimos seis meses. Este segmento atiende principalmente a usuarios con menor acceso al crédito bancario tradicional, lo que evidencia el impacto del contexto económico en los sectores más vulnerables.
En suma, el endeudamiento de los hogares argentinos se consolida como un fenómeno estructural, reflejo del ajuste en los ingresos reales y de la falta de respuestas sostenibles para el consumo. Sin señales claras de recuperación salarial ni mejoras en la capacidad de pago, el riesgo de impago se convierte en un dato central para monitorear la estabilidad social y financiera en los próximos meses.







