El valor de la canasta básica anticipa baja de la pobreza

El valor de la canasta básica anticipa baja de la pobreza

En el principal aglomerado urbano de Tucumán, una familia tipo requirió $ 940.850 en mayo para no caer en situación de pobreza.

“Todo parece indicar que la dinámica de la pobreza sigue siendo explicada por la evolución de los precios de las canastas más que por la dinámica del mercado laboral”. La conclusión es de Leopoldo Tornarolli, investigador Senior del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (Cedlas) de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Y alude a la evolución que han tenido las canastas básicas total (CBT) y alimentaria (CBA), las que marcan el límite de ingresos para no caer en la pobreza y en la indigencia, respectivamente.

El empleo no se recupera; el Gobierno les puso un freno a las paritarias, de tal manera que acompañen el ritmo de la desaceleración inflacionaria. El salario registrado privado mostró en marzo (último dato oficial disponible) una suba del 1%, por debajo de la inflación de ese mes (3,7%). Así, el promedio salarial registró una caída del poder adquisitivo de 2,6%, remarca el Centro de Economía Política Argentina (CEPA). La plaza financiera está seca de pesos y creció el endeudamiento de las familias. En ese marco, el consumo masivo cayó en mayo un 0,9%. La mejora en los indicadores macroeconómicos no son percibidos todavía ni siquiera por la clase media, señala Damián Di Pace, director de Focus Market.

“La baja de inflación es vista como una condición necesaria pero no suficiente para recuperar el bienestar. La expectativa está puesta en una mejora sostenida del salario real, crecimiento de la actividad económica y una estabilidad más prolongada para generar confianza. La recuperación no será inmediata”, explica el consultor.

En todo ese contexto, una familia tipo que reside en el Gran Tucumán-Tafí Viejo necesitó un ingreso mayor a $ 461.201 (CBA) para no ser considerado indigente, mientras que para no caer en situación de pobreza necesitó $ 940.850 (CBT), de acuerdo con los datos difundidos por la Dirección de Estadística de la Provincia. En la primera, comparado con el valor de abril, se registró un descenso del 0,2%, mientras que en la segunda, la variación ha sido del 0,8%. Respecto de mayo del año pasado, el incremento fue de 33,1% y 35,7%, respectivamente.

A nivel nacional, un matrimonio con dos hijos requirió el mes pasado $ 1.110.624 para no ser pobre y así cubrir la Canasta Básica Total, según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec). La CBT aumentó 0,1% de manera mensual, mientras que en comparación con el mismo mes del año pasado se incrementó en un 30,5%.

En cuanto a la Canasta Básica Alimentaria (CBA), por primera vez en 12 meses registró un descenso del 0,4% mensual. En comparación interanual, aumentó un 29,3%. En lo que va del año, la CBA acumuló un incremento del 11,3%.

Así, ambas canastas registraron los aumentos mensuales más bajos en los últimos 12 meses.

Comparado con la inflación de mayo, las dos canastas quedaron por debajo del número del IPC mensual (1,5%) como a su vez del interanual (43,5%).

En lo que va del año, la CBT (línea de pobreza) subió 8.4%, muy por debajo de la inflación (13.3%), posteó Tornarolli en su cuenta en “X”. “Eso significa que la pobreza va a bajar, aún cuando el salario real registrado privado haya caído en marzo y abril (igual va a ser más alto en el promedio enero-junio que en septiembre-diciembre)”, completó.

Cambio de hábitos

¿Cómo es el comportamiento del consumidor en la Argentina? Según Di Pace, durante años, la alta inflación llevó a los argentinos a stockearse: comprar en volumen, anticiparse a los aumentos, llenar alacenas y congeladores como forma de protección del ingreso. “Esa estrategia, en parte emocional y en parte racional, respondía al miedo constante de que el dinero perdiera valor en pocos días. Este nuevo ciclo no se caracteriza por euforia, sino por cautela”, subraya el consultor.

La baja de la inflación no es suficiente para reactivar el consumo. “El comportamiento del consumidor muestra que el daño al poder adquisitivo fue profundo, y que el miedo ya no es a que suba el precio, sino a no administrar el ingreso para llegar a fin de mes”, advierte el analista. Por eso, el desafío es doble: consolidar la estabilidad macroeconómica sin desatender el ritmo de recomposición social y del ingreso real, clave para que el nuevo ciclo pueda consolidarse también desde el lado del consumo. “La baja de la inflación empodera mucho más a los pobres e indigentes que a la clase media que aún ve suba elevada en servicios”, finaliza.

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