El mundo River vivió días de gran conmoción luego de que se filtrara un contacto directo entre Marcelo Gallardo y Cristiano Ronaldo. La posibilidad de ver al astro portugués en Núñez generó una ola de entusiasmo entre los hinchas, quienes soñaban con tenerlo como refuerzo de lujo para disputar el Mundial de Clubes 2025 y la Copa Libertadores. La noticia estalló en redes sociales, donde se multiplicaron los mensajes de apoyo a una eventual llegada.
El rumor tomó fuerza cuando trascendió que Gallardo, símbolo eterno del club, se habría comunicado personalmente con Cristiano para invitarlo a sumarse por seis meses. La propuesta incluía un contrato hasta diciembre y desató campañas en redes impulsadas por los propios hinchas, ansiosos por convencer a una de las máximas figuras del fútbol mundial. La expectativa crecía al mismo ritmo que la ilusión.
En medio de los festejos tras conquistar la UEFA Nations League con Portugal —superando a España por penales—, Cristiano Ronaldo fue abordado por la prensa acerca de su futuro. La insistencia de los medios fue tal que el delantero debió aclarar su postura. “Prácticamente no va a cambiar nada”, expresó al ser consultado por lo que se avecinaba. Y ante la pregunta concreta sobre su continuidad en Al-Nassr, respondió con firmeza: “Sí”.
Esa respuesta cayó como un balde de agua fría en el entorno del "Millonario". “No va a cambiar nada. Seguiré en Al-Nassr”, insistió Cristiano, dando por finalizada cualquier especulación respecto a una salida de Arabia Saudita. El club argentino, que había apostado fuerte por concretar un fichaje histórico, comprendió que no había margen para insistir: el portugués había tomado una decisión definitiva.
Cristiano cerró las puertas
Durante la conferencia posterior a la final, un periodista volvió a consultarlo puntualmente por River. Sin rodeos, Cristiano respondió: “No, no estoy enterado, la verdad”. Ante un nuevo intento de seducirlo, soltó su clásica frase: “Calma, calma, calma”. Aunque breve, la declaración sirvió para poner paños fríos y alejar cualquier expectativa desmedida.